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h e r m a n ô n e g r ö rating:
9
7.7
2,782
Drama
An American woman (Ingrid Bergman) relocates to post-war Rome to deal with her misgivings after the death of her son.
Language of the review:
- es
October 10, 2011
11 of 15 users found this review helpful
En un psiquiátrico cualquiera...
-¿Esto qué es? -le pregunto en tono inocente.
-Le vamos a enseñar unos dibujos y usted tendrá que decir lo que se le venga a la cabeza.
-Pues vaya una chorrada. Es ridículo. Pero bueno, lo intentare.
Primer dibujo…
-Un niño muerto.
Segundo dibujo…
-Una fábrica.
Tercer dibujo…
-Una puta.
Cuarto dibujo…
-Un reverendo.
Quinto dibujo…
-Una ventana con rejas.
-Vale espéreme aquí.
-¿Esto qué es? -le pregunto en tono inocente.
-Le vamos a enseñar unos dibujos y usted tendrá que decir lo que se le venga a la cabeza.
-Pues vaya una chorrada. Es ridículo. Pero bueno, lo intentare.
Primer dibujo…
-Un niño muerto.
Segundo dibujo…
-Una fábrica.
Tercer dibujo…
-Una puta.
Cuarto dibujo…
-Un reverendo.
Quinto dibujo…
-Una ventana con rejas.
-Vale espéreme aquí.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
En la espera me da por divagar por falta de actividad alguna, y pienso: “Vale, he visto la historia de una madre que pierde a su hijo en circunstancias dolorosas. Más tarde conecta sin querer con una familia y la ayuda. Después con otra. Suple a una amiga del barrio, a la que encontró trabajo, los dos o tres primeros días porque quiere ver a no se sabe quién ni le importa, pero es su amiga. Se empieza a alejar de su familia y de su esposo, el que sólo se interesa por el escándalo que podría asolarle si se descubre que lo está engañando. Si, lo deja definitivamente por eso, porque no va a pensar en alguna razón diferente a la de la infidelidad, no le entra en la cabeza. Espera… vale, sí: ve a una puta del barrio en la calle y también la ayuda pero su ayuda poco importa porque la mujer se está muriendo. El médico le da 7 días y se muere al cuarto. Sale de la habitación y un chaval, hijo de la mujer a la que ayudó primero, comete un delito. Al auxiliarle ella también comete un delito pero jura que el chico se entregará, lo cual ocurre casi súbitamente. Pero ya es demasiado tarde: un abogado del marido convence al policía para que la metan en un psiquiátrico para evitar escándalos. Yo creo que está todo”.
La espera se hace eterna...
“Pero esto no va de nada de eso. Me recuerda mucho su actitud (la de ella) a la de un profeta. Se comporta como una prófuga de la sociedad y una renegada de la riqueza, por supuesto de la suya también, incluso de cualquier bien. Y no sólo reniega de la riqueza sino de todos los caminos que llevan hacia ella, incluso del trabajo. Esa reflexión me suena. Choca mucho con la sociedad, ciertamente. Recuerdo cuando debatían sobre la cordura y la identificaban, para luego asumir la mentira. Me hago yo una pregunta, ¿no es de ser malignos, hipócritas, falsos e hijos de la grandísima puta el identificar la razón y el no intentar, al menos, ponerla en marcha? Si y no, ¿de qué serviría? ¿Crees tú que uno de esos bastardos podría cambiar o, tan solo, convencer a otro de que habría que intentarlo? ¿Crees que por muy buena que sea ella y por mucha razón que tenga será capaz de cambiar algo? No y no. Al menos hizo temblar los pilares en los que se asienta todo, eso sí. Pero, ¿de qué vale? ¿No ves que si le quitamos la careta a la pantomima solo nos queda pesar y desolación? ¿No ves…?”
Se abre la puerta del cuarto y veo la cara del doctor como, no sé… como si hubiese estado gritando o pensando en voz alta.
-Hemos decidido internarle definitivamente. Espero que no le importe. Ahora voy a salir, espere un segundo, por favor.
La espera se hace eterna...
“Pero esto no va de nada de eso. Me recuerda mucho su actitud (la de ella) a la de un profeta. Se comporta como una prófuga de la sociedad y una renegada de la riqueza, por supuesto de la suya también, incluso de cualquier bien. Y no sólo reniega de la riqueza sino de todos los caminos que llevan hacia ella, incluso del trabajo. Esa reflexión me suena. Choca mucho con la sociedad, ciertamente. Recuerdo cuando debatían sobre la cordura y la identificaban, para luego asumir la mentira. Me hago yo una pregunta, ¿no es de ser malignos, hipócritas, falsos e hijos de la grandísima puta el identificar la razón y el no intentar, al menos, ponerla en marcha? Si y no, ¿de qué serviría? ¿Crees tú que uno de esos bastardos podría cambiar o, tan solo, convencer a otro de que habría que intentarlo? ¿Crees que por muy buena que sea ella y por mucha razón que tenga será capaz de cambiar algo? No y no. Al menos hizo temblar los pilares en los que se asienta todo, eso sí. Pero, ¿de qué vale? ¿No ves que si le quitamos la careta a la pantomima solo nos queda pesar y desolación? ¿No ves…?”
Se abre la puerta del cuarto y veo la cara del doctor como, no sé… como si hubiese estado gritando o pensando en voz alta.
-Hemos decidido internarle definitivamente. Espero que no le importe. Ahora voy a salir, espere un segundo, por favor.