Hacia mucho tiempo que no encontraba una película con la que me sintiera tan identificado, una película con un argumento que pudiera ser tan realista, algo que realmente pudiera ocurrir en la vida real, y que al igual que casi todas las cosas que ocurren en la vida puede doler.

Quizás sea junto a Clerks, la mejor película de Kevin Smith puesto que demarcándose del tono gamberro y muy sobrado de películas como Mallrats o Dogma, que aunque son divertidísimas no tienen los pies en el suelo ni por casualidad. En esta película podemos ver que las metas de la vida de Kevin Smith no son solo hacer chistes de porros y de sexo (Aunque en esta película, chistes de sexo hay bastantes), sino también el reflejar la sociedad que le rodea, como ya hiciera en cierta manera al dirigir Clerks.

La película no tiene puntos flacos, quizás el personaje de Ben Affleck podría haber tenido un poco más de personalidad, pero aun así sigue siendo un personaje bastante bueno. Por lo demás el resto de personaje están perfectamente encajados, incluso la aparición de Jay y Bob el Silencioso tiene coherencia, al igual que ocurría en Clerks.

En fin, es una de esas películas no demasiado conocidas pero igualmente geniales.