A partir de la historia de un traslado de presos nocturno, el director Lluís Quílez articula un thriller impactante lleno de ritmo, con unos secundarios estupendamente cincelados, cada cual en su villanía (son presos que cumplen condena por diferentes delitos), con unas escenas de acción muy bien trenzadas.

Ya desde el comienzo, impactante, violento, promete. Lo bueno es que no afloja el ritmo, y el duelo estelar entre dos actorazos españoles es brillante, todo ello con el frío y la nieve como paisaje casi lunar.

Todo está cuidado: la atmósfera opresiva del furgón, la niebla, la nieve y la tensión siempre presente y el misterio que se va desgranando progresivamente, jugando un poco al despiste con los presos. Lástima que el guión no sea igual de redondo que todo lo demás.

Lo mejor es que no caen un final autocomplaciente sino que plantea preguntas al espectador y en general a esta sociedad (cuanto menos sepamos del final, mejor).