Tontería de bajo presupuesto que mezcla la realidad del montaje de una obra de teatro con la ficción de lo que sucede en la obra y que a quien la escribió le debió parecer una gran obra maestra comparable a Shakespeare pero que en la realidad es tan ridícula como aburrida. Los personajes (mal interpretados) se limitan a soltar frases ridículas en un castillo mientras Robert Englund se esfuerza por poner todo su oficio en este despropósito (y lo consigue, es de largo lo mejor del filme). Una película de horror pretenciosa y ridícula que no da miedo pero os asegurará un montón de risas (reírse "de" no "con"). Ahora mismo se me ocurren cien cosas mejores que recomendaros antes de ver esta película e incluso entre mis recomendaciones incluiría una extracción de muelas o un balonazo en la cabeza. "Kantemir" solo merece verse entre amigos y acompañados de sustancias que nublen vuestra mente, quizás ahí si que encontréis el motivo de risa para disfrutar de una película de terror tan mala... que asusta.