¿Qué sentido tiene rodar una secuela que no es más que un exagerado remake? “Blair Witch” no aporta absolutamente nada a “El proyecto de la bruja de Blair" (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), es más, ni tan siquiera lo intenta. Es mas, provoca un dolor de cabeza que ni tan solo media docena de aspirinas logra evitar. ¿A que vienen todos esos gritos, golpes de ramas y zumbidos de cámara? Sobre todo, cuando no aportan nada. "Blair Witch" es una secuela académica y cobarde que tiene demasiado tiene por defraudar a los seguidores de la original. Hay que reconocer que el empaque técnico es potente (sobre todo en los efectos de sonido) pero el conjunto es un completo error, en primer lugar, porque no hay ningún hecho diferencial respecto al original y, en cierta manera, el público (mas fiel) pretende entrar al cine a ver algo como esto para que le expliquen algo más acerca de una historia que ya conoce. En segundo lugar “Blair Witch” no explora el miedo sino que se limita a buscarlo usando las mismas reglas (ya caducas por exceso de uso) de su predecesora. Hemos visto demasiadas copias de “El proyecto de la bruja de Blair" o demasiadas películas de terror del género metraje encontrado para que esta “Blair Witch” nos despierte emoción alguna.

En realidad “Blair Witch” es más bien una especie de remake que se enfoca en unos cuantos, buenos y exagerados efectos de sonido para darnos unos cuantos sustos y poco más. ¿Asusta? Casi nada, en realidad hay algún que otro momento angustioso, pero poco más (como la herida de uno de los protagonistas o la escena del túnel), pero son momentos que rebuscan en otros miedos diferentes del terror. Es decir, “Blair Witch” funciona a medias cuando tira de esto que tan bien funciona y que son las fobias (a los bichos, la claustrofobia, la soledad) pero fracasa cuando busca el terror puro, o al menos fracasa cuando lo busca usando unos elementos que hace años que caducaron.

Solo deciros que el estreno en el festival de Sitges 2016, acabó con tímidos abucheos. Y eso que casi todos los que estábamos allí éramos fans de la original o del cine de terror. Y es que el found footage que funcionaba en 1999 (por novedoso) ya no funciona en el 2016 (por trillado), sobre todo si no haces nada para que tu película sea mínimamente original. Es lo que tiene ser una secuela… o arriesgas o sigues con lo mismo. Y la realidad es que secuelas no confiesas (o copias) de “El proyecto de la bruja de Blair" hemos tenido muchas en estos 17 años de espera como para que esta académica secuela que pretende seguir con lo mismo nos aporte algo que nos mueva a aplaudir.

Una decepción, vamos.

P.D. Fui con un amigo a quien un espectador se le durmió en el hombro... perfecta definición de la película.