Después de la disolución del Imperio Austrohúngaro como consecuencia del final de la I Guerra Mundial, dos de sus miembros optaron por unirse y fundar el nuevo Estado checoslovaco, así nace la Primera República de este incipiente país centroeuropeo, en este contexto se ubica este largometraje de Menzel, basado en la novela homónima (1934) de Vladislav Vancura.
El filme se desarrolla en una ostentosa mansión donde ha sido nombrado administrador Josef Stoklasa (Marián Labuda), un hombre que, si bien no pertenece a la nobleza, cuenta con el suficiente dinero para ser asignado a esa labor y para interesarse en comprar la casa y el terreno, a pesar de no ser bien visto por su falta de sangre aristócrata decide organizar una fiesta y una cacería para ganárselos.
A esta actividad llega Megalrogov (Josef Abrhám), un supuesto y misterioso príncipe ruso que arranca admiración en las mujeres y en los pequeños, pero que levanta recelo en los hombres que lo miran con desconfianza debido a que nadie pareciera conocer su origen, por tanto, corre el rumor de que es un impostor y por eso harán lo posible para descubrirlo y sacar a la luz su verdadera identidad.
De esta forma se va desarrollando este filme, que parte de una frase inicial que vislumbra la intriga alrededor del personaje de Megalrogov: “Cuando un patán se pone la camisa de un duque siempre la desgasta”, de hecho, este refrán puede trasladarse inicialmente al personaje de Stoklasa, este adinerado personaje que desea involucrarse en sociedad como si fuera un noble.
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