Cuenta la historia de Ayiva (Koudous Seihon) y Abas (Alassane Sy), dos hombres originarios de Burkina Faso que emigran de su país en busca de mejores oportunidades en Italia, el film inicia en Argelia, donde ya llevan cierto camino en la peregrinación que los va a llevar a Europa, hacia el futuro, a una mayor esperanza y calidad de vida. Es el deseo de ellos y de cientos de miles de africanos, algo que se ve todos los días en esa franja de mar que separa al continente europeo del africano.

De esta forma el film aborda, no digamos el problema, digamos el fenómeno de las migraciones, puesto que estas personas no abandonan su país de puro gusto, en este caso, a pesar de que en ningún momento se muestra, es evidente la existencia de un problema que hace a estos individuos buscar mejores opciones de vivir, ciertamente no hace falta mostrar este detalle.

Por el contrario, se opta por enseñar esta especie de periplo, que intenta visibilizar las dificultades que tienen los distintos protagonistas al aventurarse en un viaje de este tipo, sin embargo, este planteamiento se pierde muy rápido cuando llegan a Italia. Prácticamente se da el inicio de otro film, el asentamiento de los protagonistas, la búsqueda de trabajo, la explotación que sufren, así como las humillaciones por su condición de inmigrantes y de africanos.

Un aspecto que aborda y que es imposible dejar de lado, es el de las familias que dejan en su país de origen ante la gran dificultad de llevarlas. Mujeres que según se menciona no tienen en que laborar, en un viaje que ya de por sí es peligroso, ahora con niños se dificulta aún más. De ahí que siempre buscan la manera de mantener esos nexos mediante regalos y envíos de dinero, incluso el cierre del film refuerza esta idea.

Sí he de decir que personalmente me parece que se queda corta, todo se va desarrollando muy rápido y fácil, desde el viaje hacia Italia hasta todo lo que se va generando con las manifestaciones, es decir, se construye algo alrededor de dichos conceptos pero estos evolucionan muy a la ligera, esto hace que su desarrollo sea plano y sencillo, por lo que puede llegar a aburrir.

Sin embargo, Mediterranea es una película de buenas intenciones, que de forma muy bella nos demuestra que todos somos iguales, esto con la canción que las niñas escuchan y bailan, cuestión que sorprende mucho al protagonista en su momento, pero que nos invita a reflexionar sobre ese punto.