La música especialmente pastelosa pero con tintes poperos, los créditos rojos con tipos grandes y rudos a la par que alegres y esa entradilla donde el narrador nos adentra en la historia. En unas pocas líneas, o mejor dicho, en pocas imágenes relacionadas entre sí de forma bastante notable, nos pone en antecedentes de lo que nos van a contar. Se nos presenta el tiempo: la primavera, el contexto: un camisón sexy lucido por Florinda Chico y el protagonista, el aclamado Paco Martínez Soria.
Hay un acercamiento sexual entre varios chistes chavacanos pero cercanos al pueblo de los años 70. Un encontronazo de nacimientos. Cuando se esperaba un nieto llegó un hijo. El argumento está servido .
Los violines aparecen a la mínima de cambio cambiando de intensidad según el momento lo requiera: el humor los trae rápidos y la nostalgia, con sonidos algo más graves y persistentes, sin perder en ningún momento la musicalidad tipica española de estas películas. El piano lo dejan para situaciones intrigantes y que desvelan parte del entramado.
Aariciones estelares de Rafaela Aparicio, Antonio Ferrandis, María Luisa Ponte, José Sacristán… Lo mejor de estas maravillas es que, aunque son homenajes a un sólo actor: en este caso, Paco, siempre están rodeados de una gran variedad importante de actores y actrices.
Bien es cierto que los comentarios machistas se suceden uno detrás de otro pero por lo menos van de frente. Hoy en día se dice que hay igualdad y que el machismo está superado y con eso nos tienen calladitas. Cuando algo se cree que está ya instaurado ¿qué se va a reivindicar? Y cállate, que estás más mona. En esas pelis por lo menos está claro lo que está en su lugar y es normal que su discurso esté dirigido a estos efectos.
Me encantan estas películas y estoy seriamente pensando en comprarme las colecciones. Son para reirte un sábado por la tarde. ¡Ay, qué feliz soy!