Quedan tres personajes que destacar. Tenemos al hermano mayor, un cachondo sexual que se acuesta con 6 mujeres a la vez y duerme con una distinta a la noche. Parece el personaje indicado para traer un nieto a la familia, salvo porque en su noche de bodas con una cantante ambos mueren en una mezcla de asfixia sexual y de heridas producidas por los cristales rotos tras el grito de satisfacción sexual de la novia. Una escena digna de recordar para la posteridad. Luego está el nuevo jefe del prota (que tras abandonar el seminario encuentra trabajo en un asilo de viejos actores), cuya personalidad es "soy un presumido tonto que es maricón y presumo de ello", una visión rompedora que respeta claramente a los homosexuales y su papel en las películas. Y finalmente está su nueva compañera de trabajo, el único personaje decente del film, genuinamente encantadora pero que alarga demasiado su inevitable unión con el prota (para que luego encima hagan un divertidísimo chiste de impotencia).

Y os estaréis preguntando, ¿en qué consiste la película entonces? Sabemos que va a acabar con la chica guapa. Bueno, hasta que consiga declarársele durante un atraco (y por qué no), tiene un montón de intentos previos que demuestran el humor de la película. Por ejemplo:

- Dos chicas siamesas unidas por el culo que presumen de ser mejor la una que la otra y que son alérgicas a las flores.
- Una loca borracha que quiere hacerse un trío con el prota y con su propia mano decorada con ojos y pintalabios.
- Una prostituta travesti que resulta ser otro ex-seminarista amante secreto del protagonista.
- Una fantasía sexual del prota sacada de la portada de una revista que incuba a su hijo como si fueran palomitas que se hacen en 30 segundos.
- Un psicólogo que limpia zapatos, atiende a un suicida y tiene un hermano pervertido. No liga con este, pero a estas alturas ¿os extrañaría?
- La adúltera vecina de su hermano, que solo quiere acostarse con el prota para recordar la sensación del sexo ya que su marido es un veterano de guerra lisiado.

Y así es toda la película. Mezcla de chistes sobre sexo extravagantes, sobre seminarios que parecen entrenamientos militares, sobre padres a punto de fallecer pero que no pierden el sentido del humor, sobre ancianos actores que también disfrutaban del sexo... y la lista no acaba. Cuando no hay escenas de este "humor", el guion se vuelve aburrido y soporífero, con las pocas excepciones de las conversaciones del prota y su compañera (las únicas que parecen humanas) y del prota con su padre cuando ya ha fallecido, en una aparición "mística" que es un poquito enternecedora. Un poquito, claro está, luego sigue haciendo chistes de que quiere follar en el cielo, macho, es que no paran...

Diría que el presupuesto de "El maestro del disfraz" es lo que la hace más insultante, porque se nota que a ratos "Última voluntad" parece simplemente un telefilm que salió mal. Pero no hay excusas para un guion tan desastroso ni para la vergüenza ajena que he estado pasando, y eso que la he visto solo. No vale la pena ni para reírte con amigos, ni para escribirle una crítica. No vale nada. Te deja con una mezcla de vacío y de espanto, una sensación de querer acompañar al padre en su viaje al más allá, donde esta película no existe. ¿Mi última voluntad? Olvidar haber visto la segunda peor película que he visto en mi vida.