Podríamos decir que Una chica fácil es una película difícil...de justificar. No se entiende como alguien arriesgó su dinero produciendo tamaño despropósito. Cuenta la leyenda que "Viaje a Agartis", el filme del controvertido y enigmático Marian Dora, nació en una noche de copas en que un amigo, dueño de un yate, lo desafió a rodar un filme en solo un fin de semana y con el único escenario del yate de su propiedad. Algo así parece ocurrir con esta película. Tenemos un yate a disposición durante unos días, Busquemos un par de niñatas y montemos algo que hasta puede que saquemos algo de dinero. Dos primas Mina Farid y la ex prostituta Zahia Dehar que tuvo sus 15 minutos de fama cuando se descubrió que entre sus clientes estaban conocidos futbolistas galos lo que le sirvió para saltar a las pantallas y reconvertirse en actriz (?), pasan sus vacaciones en Cannes y la cámara de Zlotowski (conocida militante feminista) las sigue paseando, yendo a discotecas y paseando en yate. No hay otra cosa. Ni conflicto, ni personajes, ni nada de nada. Las actuaciones son tan planas que ni siquiera las escasas escenas sexuales despiertan el mínimo interés. Cuesta entender como este bodrio fue premiado en la quincena de los realizadores de Cannes de ese año si no es para quedar bien con el colectivo LGTBi. Una pérdida de tiempo