Comedia romántica que recrea en las inmediaciones de Nueva York a comienzos de los años 50 la vieja historia de Cenicienta.
Archiconocida y muy bien valorada, con justicia, destaca entre todos el papel de Sabrina (Hepburn) hasta el punto de convertirse en un prototipo a imitar. Una mujer con enorme capacidad de influencia en las demás, hasta el punto de dar su nombre a un estilo de mujer, a un tipo femenino bien definido.
Ser "sabrina" es ser una persona amable, atenta, cuidadosa, compasiva y enérgica, una amiga inquebrantable y una novia amorosa. Pasar de ser un nombre propio a uno común o sustantivo está al alcance de muy pocos personajes de la literatura o de la historia. Sabrina lo consigue.
Tantas críticas como ha merecido en FA, y tan favorables en general, nos ahorra entrar en más detalles sobre la genialidad de sus guionistas y de Wilder su director, que reflejan espléndidamente tanto la forma de vida de la alta sociedad americana como la de su extensa servidumbre. Algo así como en la serie británica "Arriba y abajo".
No creemos que exista nadie que se haya quedado sin ver alguna vez esta película. Por si acaso, y pensando en las nuevas generaciones, si todavía no la han visto no se la pierdan