Tal vez para ocultar la condición europea del western que nos ocupa, en el cartel se anuncia como director a "J.W. Forson". ¿El hijo de Ford?, ¿de John Ford?, en una traducción literal y sobre la marcha del apellido.
Y es cierto que visto a lo lejos este musculoso Búfalo Bill (Scott), "El héroe del Oeste", encontramos muchos de los elementos que han caracterizado las cintas del maestro irlandés. De lejos, muy de lejos, porque si miramos de cerca la obra de Costa resulta insultante la comparación.
Hay, si, la Caballería con un coronel Peterson (Lupi) que odia a los indios, "¿Qué pretende ese puñado de salvajes? Vamos a acabar con ellos como si fueran gusanos". Encima no tolera los flirteos de su hija Mary (Schöner) con el joven capitán Hunter (Borsody) de genio ya mucho más templado. De todas formas, la parte sentimental es demasiado convencional y rutinaria.
Hay también sucios comerciantes, Monroe (Hendriks), que venden armas y whisky a los sioux. Y entre estos hay asimismo indios buenos, Zorro Sabio (Chaliapin) y su hija Rayo de Luna (Ribeiro), e indios malos y un poco bobos como Mano Amarilla (Ellis). Bueno, la verdad es que en general todos los indios parecen bastante cortos de entendederas. Sigue el tópico.
Argumento muy convencional desarrollado con un guion torpe y una realización preocupada por la acción pero que descuida mucho a los personajes que no ofrecen el menor interés. Interpretaciones flojas entre las que apenas destacamos a Big Sam (Brega), aunque solo sea por el recuerdo que nos trae de aquel Tuco de "El bueno, el feo y el malo", ya saben, "Me gustan los hombres grandes, porque cuando caen hacen mucho más ruido".
Tampoco acompaña la música, que estorba por momentos con su estridencia.
Rayo de Luna curará con un emplasto indio la herida superficial de bala que ha sufrido Cody en un brazo, y luego ayudará a Mary y al médico del fuerte a curar y vendar las heridas en el ataque de los indios.
En lo positivo su dinamismo, la acción continua, las peleas, la ambientación sobre todo de la cantina con sus vedetes, el buen manejo de montones de extras cabalgando como sioux o la planta sólida de Fort Adams. De todas formas, poca cosa como para que la firme ni siquiera el "hijo de Ford".
Película floja pero que puede verse sin tener en cuenta la alusión al gran tuerto.