"La novia" es una arrolladora, arriesgada, poderosa y personalísima película que encumbra a Paula Ortiz como realizadora y cineasta; y lo hace, además, adaptando una obra de altura dentro de la literatura española. Luego podrá gustarte más o menos la propuesta, eso es otro asunto, pero hay algo que seria hipócrita no reconocer, ¡olé tus huevos, maña!
"La novia", basada en el texto de 1931 "Bodas de sangre" de Federico García Lorca, técnicamente es una maravilla, incluso diría más, es una joya de esas que para que se den han de alinearse planetas, como poco. La puesta en escena es soberbia, con esos paisajes desolados ejemplificando a la perfección la soledad de los protagonistas de la historia. A ello debemos sumarle una fotografía muy cuidada, un montaje que alterna lo moderno y lo clásico de manera que nada resulte extraño o fuera de lugar, un diseño de vestuario exquisito, y una muy acorde banda sonora de Shigeru Umebayashi, quien por cierto trabaja por primera vez en España. Y es entonces cuando a todo lo anterior se le une el plano actoral. Inma Cuesta está tremenda dando todo de si en uno de sus primeros papeles protagonistas dramáticos, y Álex García y Asier Etxeandia no se quedan atrás, componiendo un triangulo muy equilibrado. Y luego aparece por ahí Luisa Gavasa como un inesperado torbellino. Y obviamente para que todo lo anterior funcione tiene que haber alguien que lo controle, su directora lógicamente, y es en este punto donde vuelvo a decir aquello de: ¡olé tus huevos, maña!
El principal defecto de "La novia" es que es de esas cintas en las que tienes que poner todo y un poco más de tu parte para conectar con ella, y si no lo haces desde el principio es muy fácil desviarse del camino. Ya he dicho antes que es un trabajo muy personal, por supuesto que no es un film para todos los públicos, "La novia" es muy seca, pero si decides entregarte a ella creo que al final da más de lo que quita.
En resumidas cuentas, "La novia" es una película de esas que te asientan de sopetón dentro de la industria.