Tercera entrega de la saga de parodias de películas fundamentalmente de terror, pero que en la práctica aprovecha para satirizar escenas de otras obras del género. Debió de haberse quedado aquí, pues el humor tonto que le caracteriza y que arranca algunas sonrisas pasa a desaparecer en las dos últimas. Nada de lo que ocurre nos lo podemos tomar en serio, pero es un acierto el protagonismo de Charlie Sheen (dicho en términos informales "un hacha" de la comedia) y existen situaciones divertidas como ver al gran Leslie Nielsen de presidente del gobierno de los EEUU. Respecto a este último por un momento nos hace recordar a sus tiempos como Frank Drebin.

Se mezcla una amenaza extraterrestre con el niño de La maldición y la niña de La señal y no se hace aburriendo al personal, sino pudiendo disfrutar de lo que todavía era una parodia graciosa. Su visionado, lógicamente, sólo se recomienda a quien haya reído con las dos primeras o bien le vayan este tipo de películas que por supuesto son muy inferiores a las parodias de los 90 del mismo director. En ellas había un argumento más o menos definido a pesar de que el cachondeo fuese contínuo. Aquí el guión es el cachondeo en sí mismo. Pero tiene su "aquél".