Estéticamente, se trata de una película que encaja bastante bien la animación con la imagen real, pero su guión es bastante simple y más bien recomendado para que la vean padres con sus hijos menores de diez años. Se podría haber optado por un argumento con el que disfrutaran los fans de los cómics y dibujos animados, que sencillamente hubiese sido situarlos en la aldea pitufa y crear una apasionante aventura, un viaje, un rescate, etc... Pero no, se ha optado sólo por lo más comercial e inventándose pitufos que no existen (el escocés). Y lo de irse de compras por la ciudad... en fin.

De los personajes, sin duda el mejor interpretado es Hank Azaria como Gargamel. Resulta desternillante verle correr por las calles de esa guisa y con esas caras al tiempo que se mete de lleno en las situaciones de maquinación de planes y enfrentamiento con los pitufos. Sin duda disfruta con ello y es quien salva a esta producción. De lo contrario no valdría un pito. También se acompaña de un gracioso Azrael. La otra cara de la moneda es la familia que conoce a los pitufos, que resulta muy sosa y que recuerda más a las típicas de los telefimes.

En resumen, una película que amenizó un poco las noches veraniegas de las familias con nenes pequeños arrancando algunas risas pero que para nada encierra esencia de los míticos personajes.