Después de seis años y varios retrasos, nos llega la quinta película (y probablemente la última) de la saga de acción fantástica de Piratas del Caribe. Tras su visionado, ha merecido la pena el tiempo esperado. Supera a la anterior En mareas misteriosas, que dejó un sabor de boca un tanto agridulce y básicamente nos ofrece un torrente de acción, mucho humor y nuevos personajes.

El guión atrae sin problemas al espectador fan del personaje, que se mete en líos continuamente y en escenas muy bien rodadas y llenas de risas e ironía. A Johnny Depp no se le ha olvidado en absoluto su papel más repetido y carismático y lo mejor es que no se notan los años. Y es que han pasado 14 (que se dice pronto) desde la primera película.

La ausencia como coprotagonistas Turner y Swann se maneja recuperando a Barbosa e introduciendo especialmente al hijo de los dos primeros. Como malvado, Bardem se desenvuelve bien en sus expresiones y con una importante dosis de maquillaje. Pero ni mucho menos está a la altura de otros villanos clásicos como Davy Jones.

En síntesis, la película convence a los fieles seguidores de la saga sin tampoco tener toda la magia de las primeras obras. Los que no las conocen, pasarán sin embargo dos horas de entretenimiento asegurado.