July 20, 2015
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El habitual colaborador de Steven Soderbergh (director de la primera entrega),Gregory Jacobs, se encarga de liderar la forzada secuela de una cinta llena de strippers y testosterona que pierde la profundidad y lecturas de la primera parte, remitiéndose a ser más cómica y superficial.
El filme pierde carisma, no sólo por la falta de Matthew McConaughey, sino porque al mirar de conocer más en profundidad a los acompañantes de Channing Tatum (indudablemente uno de los jefes del proyecto) se nos presentan más superficiales y caricaturescos de lo que parecía ser en la primera entrega.
La falta de ese aroma de cinema verité que la primera entrega contenía más la relectura del sueño americano dejan una pobre secuela, innecesaria y que parece sólo tener el placer de contentar a su legión de espectadoras féminas. Una celebración dionisíaca del macho que solo deja satisfecho en ese baile final, rodado con gran talento y el único segmento que remite a la infravalorada primera entrega.
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