Es lo que le fata a esta cinta. Es como si coexistieran tres historias de las cuales una; la del secuestro y el cautiverio de las chicas, la hubiese dirigido otra persona. Existe más tensión en la relación con la psiquiatra y con la historia de la chica protagonista que en el resto.

McAvoy lo intenta, pero lo tiene muy complicado, "Se abre una puerta, siempre la misma, y eres otra persona". Y eso sin cambios significativos en el vestuario (se echa de menos una peluca en el personaje femenino, aunque sólo fuera por coquetería). Si embargo es refrescante que las personalidades no estén tan estereotipadas, porque el personaje de McAvoy no es un ser malvado de por sí, sino algo complejo.

M. Night Shyamalan recupera con esta cinta un poco de ritmo en su carrera, no demasiado, pero al menos no es la decepción de sus últimas películas. Llega un momento en el que las chicas secuestradas, pues pasan a un segundo plano y eso es malo, hace esa parte hasta aburrida. Quizás el problema con M. Night Shyamalan es que se le encumbró demasiado pronto y demasiado generosamente. Lo cual hoy en día sucede cada vez más a menudo debido a la poca calidad de las películas. Ya si algo es medianamente potable, nos damos con un canto en los dientes.