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Maggie Smee rating:
5
7.6
46,544
Drama
Jack is a young boy of 5 years old who has lived all his life in one room. He believes everything within it are the only real things in the world. But what will happen when his Ma suddenly tells him that there are other things outside of Room?
Language of the review:
- es
February 27, 2016
85 of 141 users found this review helpful
Sinceramente pienso que 2015 es la peor cosecha que se ha visto en lo que llevamos de siglo en las ediciones de los “Oscars”. Bueno, esto puede ser también extensivo a premios de otros países, la calidad media ha bajado. Y eso que, desde no hace mucho, la academia de Hollywood, en el apartado de mejor película del año, pasó de nominar cinco a diez largometrajes, un lote en el que ya entra de todo. Este año, entre sus “sorpresas” figura “La habitación”, que aunque de producción oficialmente irlandesa, es una coproducción con Canadá, donde se ha rodado, y con cierto aire independiente en su fachada. Realmente se trata de un film con buena promoción detrás, respaldada por una “major” potente y que sabiamente han sabido hacer circular. De hecho han contado con Joan Allen y William H. Macy en personajes secundarios.
Hasta hoy, mi único comentario con “spoiler” era el de la película “Perdida”. Con “La habitación” será mi segundo comentario con “spoiler”, pero antes de adentrarme en esa zona peligrosa, sobre todo para quien no haya visto el film, me gustaría quejarme de las críticas profesionales actuales, tanto del mundo escrito como del audiovisual, por no saber hablar de un film sin reventarlo. En el recuerdo quedan los excelentes críticos que prescindían de descuartizar su argumento y eran capaces de hacer un análisis serio. El reventar argumentos se está convirtiendo en algo casi habitual, pero es más indignante en casos, como este, donde se supone que su baza principal es desconocer su argumento y sus giros.
Si no la has visto te sugiero que dejes de leer aquí.
Hasta hoy, mi único comentario con “spoiler” era el de la película “Perdida”. Con “La habitación” será mi segundo comentario con “spoiler”, pero antes de adentrarme en esa zona peligrosa, sobre todo para quien no haya visto el film, me gustaría quejarme de las críticas profesionales actuales, tanto del mundo escrito como del audiovisual, por no saber hablar de un film sin reventarlo. En el recuerdo quedan los excelentes críticos que prescindían de descuartizar su argumento y eran capaces de hacer un análisis serio. El reventar argumentos se está convirtiendo en algo casi habitual, pero es más indignante en casos, como este, donde se supone que su baza principal es desconocer su argumento y sus giros.
Si no la has visto te sugiero que dejes de leer aquí.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
SPOILER
Lo más interesante de su propuesta es el arranque, y cuando el espectador sabe con certeza las circunstancias de sus protagonistas y el motivo del por qué viven perennemente en esa habitación, la novelista y guionista, Emma Donoghue, toma la opción del “suspense”, con el motivo de la fuga. Bueno, muy libres han sido de optar por esa elección, que era la más lúdica y comercial, pero la que provoca que se vaya cayendo a trozos su verosimilitud. No se explican demasiadas cosas, como el que Brie Larson (la madre) no se haya intentado escapar por la claraboya desde un principio o el que su plan de liberar a su hijo Jack, de una manera tan absurda, quepa en cualquier mente retorcida, como es el caso de su secuestrador, que obra como ella ha maquinado ya que ni precinta la alfombra ¿Por qué no lo entierra en el mismo jardín o disuelve al chico en ácido? Pues no, lo monta en una furgoneta, arriesgándose innecesariamente, como un saco de papas.
Desde el momento que la policía los pone a salvo, de nuevo gira el film y cambia el punto de vista. Aunque el chico sea el narrador y lo hemos visto todo desde la perspectiva de la madre, se va alternando cuando le viene bien a su guionista, porque su guión puede quedar en evidencia, y se salva de cualquier análisis serio, desperdiciando la oportunidad de contarnos más interioridades de la familia, o hablarnos de qué fue del “antiguo” mundo de ella, de las amistades de la joven madre y por qué, no ya que le cuesta reiniciar su propia vida, sino del motivo de que sus amistades no se vuelven a poner en contacto con ella. Su final, obvio, no convence, sobre todo por usar un bonito tema musical de fondo, como se hace en cualquier telefilm.
Lenny Abrahamson, su director, que ha sido nominado, hace una correcta labor, dirigiendo bien a sus actores, pero sin capacidad de sorprender en su propuesta, ni en su ritmo y tampoco en sus tiros de cámara, con tomas resueltas pero muy academicista, con una capacidad, más que narrativa, de adobar un producto que no pasa de correcto. Y eso poniendo el espectador la mejor de las intenciones.
El mayor de sus aciertos es el apartado interpretativo, sobre todo por la correcta Brie Larson, favorita en todas las apuestas, (aunque un “Oscar” por esto me parece excesivo) y por el pequeño, pero enorme actor, Jacob Tremblay como Jack, verdadero protagonista e injustamente ignorado en las nominaciones. Pero claro, en Hollywood prima la imagen y el vender moda en su alfombra roja. Si hubieran sido honestos hubieran nominado a Tremblay y a Abraham Attah (el niño de “Beasts of No Nation”) como mejores protagonistas del año, pero parecería, más que una gala de los “Oscars” una retransmisión del sorteo de Navidad desde el colegio San Ildefonso con tanto niño enchaquetado. Es el mismo error que cometen los políticos, todo por la foto, y ya deberíamos saber que tanta pose y tanta promoción desbordada no levantan ninguna industria.
Lo más interesante de su propuesta es el arranque, y cuando el espectador sabe con certeza las circunstancias de sus protagonistas y el motivo del por qué viven perennemente en esa habitación, la novelista y guionista, Emma Donoghue, toma la opción del “suspense”, con el motivo de la fuga. Bueno, muy libres han sido de optar por esa elección, que era la más lúdica y comercial, pero la que provoca que se vaya cayendo a trozos su verosimilitud. No se explican demasiadas cosas, como el que Brie Larson (la madre) no se haya intentado escapar por la claraboya desde un principio o el que su plan de liberar a su hijo Jack, de una manera tan absurda, quepa en cualquier mente retorcida, como es el caso de su secuestrador, que obra como ella ha maquinado ya que ni precinta la alfombra ¿Por qué no lo entierra en el mismo jardín o disuelve al chico en ácido? Pues no, lo monta en una furgoneta, arriesgándose innecesariamente, como un saco de papas.
Desde el momento que la policía los pone a salvo, de nuevo gira el film y cambia el punto de vista. Aunque el chico sea el narrador y lo hemos visto todo desde la perspectiva de la madre, se va alternando cuando le viene bien a su guionista, porque su guión puede quedar en evidencia, y se salva de cualquier análisis serio, desperdiciando la oportunidad de contarnos más interioridades de la familia, o hablarnos de qué fue del “antiguo” mundo de ella, de las amistades de la joven madre y por qué, no ya que le cuesta reiniciar su propia vida, sino del motivo de que sus amistades no se vuelven a poner en contacto con ella. Su final, obvio, no convence, sobre todo por usar un bonito tema musical de fondo, como se hace en cualquier telefilm.
Lenny Abrahamson, su director, que ha sido nominado, hace una correcta labor, dirigiendo bien a sus actores, pero sin capacidad de sorprender en su propuesta, ni en su ritmo y tampoco en sus tiros de cámara, con tomas resueltas pero muy academicista, con una capacidad, más que narrativa, de adobar un producto que no pasa de correcto. Y eso poniendo el espectador la mejor de las intenciones.
El mayor de sus aciertos es el apartado interpretativo, sobre todo por la correcta Brie Larson, favorita en todas las apuestas, (aunque un “Oscar” por esto me parece excesivo) y por el pequeño, pero enorme actor, Jacob Tremblay como Jack, verdadero protagonista e injustamente ignorado en las nominaciones. Pero claro, en Hollywood prima la imagen y el vender moda en su alfombra roja. Si hubieran sido honestos hubieran nominado a Tremblay y a Abraham Attah (el niño de “Beasts of No Nation”) como mejores protagonistas del año, pero parecería, más que una gala de los “Oscars” una retransmisión del sorteo de Navidad desde el colegio San Ildefonso con tanto niño enchaquetado. Es el mismo error que cometen los políticos, todo por la foto, y ya deberíamos saber que tanta pose y tanta promoción desbordada no levantan ninguna industria.