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Francisco Javier Millan rating:
3
Horror. Drama When a young vegetarian undergoes a carnivorous hazing ritual at vet school, an unbidden taste for meat begins to grow in her.
Language of the review:
  • es
March 24, 2017
7 of 8 users found this review helpful
No sé muy bien exactamente a qué se debe, quizás por la crisis o por estos tiempos cínicos que vivimos, pero me da la sensación de que el cine fantástico experimenta una corriente a la que podríamos llamar “feísmo”; un concepto que también se ha adueñado de la publicidad y de algunos formatos televisivos. Este síntoma lo podemos encontrar en títulos como éste, “Swiss Army Man”, “The Babadook”, y muchos otros, curiosamente, además, premiados y alabados hasta el exceso en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
Algunos han querido ver en Julia Ducournau, su directora, una especie de gran creadora. Una cineasta a contracorriente que abre nuevos lenguajes, hacia la que parece ser la película de terror de la década. Y digo yo, en qué punto me he perdido.
El film sigue las andanzas de Justine, una joven de 16 años que abandona su zona de confort para estudiar veterinaria en una facultad rancia, dominada por una serie de veteranos descerebrados entre los que se encuentra su hermana. Sin duda el principio es prometedor, gracias al uso de esa lacra social de las novatadas y de un inquietante manejo de la atmosfera que, lamentablemente, termina desinflándose.
La historia pretende con su simbolismo y con una serie de escenas descarnadas introducirnos en la mente de la adolescente. La idea es mostrarnos su paso a la vida adulta, estableciendo lazos de unión entre la carne, el sexo y la muerte. Todo ello aderezado con supuestas imágenes que han mareado a más de uno en las salas. Puro marketing barato para provocar la polémica como reclamo en taquilla.
Una vez mostradas las cartas la película se hunde. Su directora es incapaz de ir más allá de su simbolismo barato, desconectando por completo del espectador y más, cuando uno descubre, su absoluta falta de ritmo narrativo. La guinda se completa al comprobar la torpeza a la hora de cerrar el círculo, queriendo hacer uso de un final inesperado, que más que producir sorpresa, provoca alivio al ver que por fin hemos acabado.
En definitiva una cinta fea, con una música machacante y con unos personajes con empatía cero. En los años 70 Brian DePalma logró introducirnos con "Carrie" en una temática similar, pero con mucha más elegancia. Esa sí que era una película de terror a conciencia. El resto, moderneces que acabaran en el olvido, que solo sirven para alimentar la desorientación que viven los festivales de género desde hace años.
Francisco Javier Millan
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