A esta obra se le están dando palos y más palos, pero no nos apresuremos en el diagnóstico y vayamos por partes, señores, poco a poco. A una buena película le pedimos, antes que todo, calidad técnica, interpretativa y argumental. La forma y el fondo, por otro lado, dependerán de gustos, infinitos como personas pueblan este mundo.
De la mano del gran director mexicano González Iñárritu, 'Biutiful' goza de un gran nivel técnico, y el en plano interpretativo nadie desentona salvo el protagonista, Javier Bardem, decidido a convencernos a todos de que, como actor, no tiene techo. Pues bien, si la película no adolece, digamos, en lo artesanal, debemos preguntarnos qué nos cuenta, si se trata de un simple ejercicio funambulista, o si, por el contrario, el argumento sí gravita sobre una idea en la que encajar personajes y acontecimientos. En el primero de los casos estaría plenamente justificada la opinión mayoritaria que acusa al director de poner en práctica un ejercicio pueril de exaltación de la miseria. No estoy de acuerdo, no lo estoy para nada, porque en mi opinión el film sí pretende decirnos algo, sólo que apenas lo susurra, y lo hace en una atmósfera saturada de un abundante muestrario de bajezas humanas.
Animo a todo aquel que acepte el reto a buscar la aguja en el estercolero.