La cinta ganadora del Premio Oficial de Jurado del Fancine (Festival de Cine Fantástico de Málaga) tiene tremendos defectos narrativos e interpretativos muy comunes en el cine japonés comercial: escenas que se alargan más de la cuenta, actuaciones sobreactuadísimas, idas de olla que no vendrían a cuento ni en el Universo Lynch...
En más de una ocasión me asaltó el pensamiento "estoy viendo una j... m...", sentado en la butaca. Sin embargo, esto era porque estaba anticipando un final que no iba a proporcionarme un significado a tanto surrealismo exacerbado.
Y no obstante, lo tuvo. El final de TAG hace encajar las piezas, en un sentido más metafórico y poético que narrativo, pero las hace encajar. Y eso me dejó contento.
Porque aparte del desenlace, TAG tiene muchas otras fortalezas: visualmente es espectacular, su BSO es portentosa, y su mensaje necesario. Además de un último plano bellísimo, de los que quedan en la retina.