La respuesta requiere evaluar a su mayor rival por este puesto honorífico: The Walking Dead.

Antes de analizar ambas he de puntualizar que sigo las dos series con gran interés y siempre intento asimilar sus novedades de forma positiva. Tampoco he leído los cómics en los que ambas se basan, así que no me alteraré por las licencias que puedan tomarse los showrunners respecto al material original.

Kingdom es una serie de 2 temporadas (por el momento), cada una formada por 6 episodios. Por contra, The Walking Dead consta ya de 10 temporadas (y sigue), cada una de 16 episodios a excepción de la primera y la segunda. Esta duración no es mejor ni peor, depende de cómo se ejecute el tempo de la misma. Obviamente a mayor duración, mayor desarrollo de los personajes y de las subtramas, y en eso The Walking Dead cuenta con bastantes. El problema de esta serie es que conforme avanzan las temporadas, el guión se acomoda a una situación monótona donde empiezan a surgir enemigos humanos que dejan a los muertos vivientes en un segundo plano. Esto tampoco es malo. La que quizás sea la mayor crítica a TWD es su lento argumento, que solo avanza con paso firme en los capítulos primero y último (o penúltimo) de cada temporada, junto a los dos que bordean el parón navideño que cada año hace la serie. Todo esto hace un total de 4 capítulos muy interesantes unidos a otros 12 no tanto (y soy generoso con el calificativo). La segunda parte de la temporada 10 parece que está cambiando esta tendencia para bien, y esperemos que siga así. El otro punto débil de esta serie es que han muerto o desaparecido tantos personajes a lo largo de su trayectoria que si no cuento mal, solo dos personajes de los que nos acompañaron en la primera temporada siguen dando guerra en la actualidad.

Frente a todo esto y ante nuestra perplejidad surge de la nada Kingdom, una serie que mezcla una Corea feudal y zombies. Parece un chiste, y cuando empiezas a verla, intentas no hacerte ilusiones porque no sabes por dónde va a saltar la liebre. Pero hay que ser justos y reconocer los hechos: una fotografía sensacional, una puesta en escena cuidada, unos personajes bien desarrollados y una historia poderosa que avanza a la par que la epidemia zombie, hace de esta serie la mejor serie de zombies del momento. El argumento se desarrolla con rapidez y soltura. Al principio nos pueden bailar algo los nombres de cada personaje e incluso confundiremos sus caras, identificándolos más bien por sus trajes y sombreros. Esto es algo muy típico de las culturas orientales, que a ojos de las occidentales nos pueden parecer "todos iguales". Pero conforme avance la serie afinaremos el ojo y la memoria. Como cualquier otra serie/película de temática zombie, es sangrienta pero no ejecuta una violencia gratuita, sino que cada corte de espada, disparo de arcabuz o flechazo persigue un fin. Los personajes toman sus decisiones de forma inteligente, lo que la convierte en más real si cabe.

Corea de Sur está despuntando a nivel cinematográfico hasta el punto de llevarse a su país el Oscar a mejor película. Esta serie es el ejemplo perfecto de que la tendencia continua y el mérito se debe a un gran saber hacer.