Una película que no dejará indiferente a nadie. Difícil de entender, difícil de meter en la cabeza del espectador occidental que ya ha salido espantado de su propuesta. No es la mejor película de Fruit Chan, pero sí que es de las más personales.

The Midnight After es una carrera de excentricidad. Es una película cuyos protagonistas son la excusa para el entretenimiento y donde el colapso socioeconómico reina por encima de cualquiera de las otras muchas ideas que se nos presenta. Un montón de ideas puestas en pantalla y sobre todo de preguntas que no reciben respuesta en ningún momento, principalmente porque no tienen que recibirla. Es normal que con esta premisa el espectador poco acostumbrado haya salido repelido por lo que ha podido ver: una capa superficial de locura con demasiado poco sentido.

Y es que The Midnight After es un amago de thriller amnésico que tanto reina últimamente en la clase media del cine. Fruit Chan hace suyo ese género de "¿qué hacemos aquí y cómo salimos?" y lo convierte en una "extravagancia espacial" que a más de uno le hará recordar al sobresaliente Tetsuya Nakashima. The Midnight After es mucho menos que todo eso, pero de alguna manera se perciben guiños y destellos del verdadero poso que tiene la película.

Una película incomprendida, ni siquiera sé si buena porque en esta oda al sinsentido se peca de previsible. Fruit Chan se queda a medio camino, pero en ese objetivo que se persigue nuevamente lo que importa es el viaje y no el destino.