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Luis Fan de la Vega rating:
10
8.2
154,200
Drama
The film is adapted from the autobiography of Wladyslaw Szpilman, a Polish Jew who detailed his survival during World War II. A composer and a pianist, he played the last live music heard over Polish radio airwaves before Nazi artillery hit. During the brutal occupation, he eluded deportation and remained in the devastated Warsaw ghetto. There, he struggled to stay alive even when cast away from those he loved. He would eventually ... [+]
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- es
June 6, 2023
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Cuando se tuvo el guion de 'La Lista de Schindler' se consideró a Roman Polanski como director de la misma, algo que él negó ya que pensaba que no estaba capacitado y que todavía no estaba preparado para afrontar algo de la Segunda Guerra Mundial. Polanski es judío y sufrió los males nazis en el guetto de Cracovia. Tras la 'Lista de Schindler', pensó que en algún momento de su vida tendría que abordar los fatídicos hechos de la guerra. Después de leer 'El pianista del gueto de Varsovia' supo lo que tenía que hacer.
La banda sonora consta de temas originales tanto clásicos. Utiliza piezas de Chopin (franco-polaco) como referencia y a Janusz Ojelnizak como intérprete: "Ballade No. 1 in G Minor op. 23", "Nocturne in C# minor op. Posthumous" o "Grande Pollonaise Brillante op. 22". Asimismo, coge canciones de Beethoven y Bach: "Moonlight Sonata o Piano Sonata no. 14 in C# minor moonlight" y " Cello Suite no. 1 in G minor" respectivamente. Aunque la música sea algo muy importante para la trama, hay mucho silencio abrumador. Así, se consigue un aura más realista y deprimente. Además, el silencio es algo muy destacado ya que Wladyslaw (Wladek) Szpilman debe vivir escondido y con temor.
"El Pianista" sabe ponerte en contexto y presupone que sabes lo que está ocurriendo. Lo plasma de una manera terrorífica impactándonos emocionalmente y nos pone en la carne de las personas. Hay planos secuencia que nos adentran en las salvajes calles de Polonia. Esta es una obra difícil de ver, cuenta con escenas desgarradoras y situaciones salvajes y crudas que hacen que se te haga un nudo en la garganta como mínimo.
Estas escenas sirven para remarcar la brutalidad y la miseria del conflicto. Toda la película es un reflejo de la crudeza en tiempos de guerra, de la crueldad humana, no sólo de soldados nazis. Es más, hay judíos que se pelean entre sí por comida o se roban unos a otros por sobrevivir.
Desde las primeras secuencias nos dan a entender que el piano no es solo un trabajo para Szpilman, sino una pasión. A pesar de que estén estallando las bombas, Wladek se mantiene firme tocando hasta que el ruido de las explosiones es mayor al de las teclas. El piano para el protagonista evoca paz y evade la realidad. Se notan las transiciones de escenas tristes con el instrumento, como para tranquilizar. El piano es un elemento que da identidad y felicidad al protagonista. Poco a poco, la trama obliga a Szpilman a abandonar el piano, arrebatándole la identidad y privándole de felicidad.
El filme propone varios símbolos sutiles. La radio y los periódicos nos mantienen informados y dan novedad. Por otro lado, las ventanas suponen una información limitada, una visión reducida de lo que está pasando alrededor. También significa impotencia, de situarnos como meros observadores y no como insurrectos. Impotencia por no poder actuar ante las injusticias, ante las muertes, de no poder cambiarlo y ayudar al que lo necesita. Esto se ve reforzado por los planos subjetivos en las ventanas.
Algo curioso es que los colores se van apagando lentamente a lo largo de la película. Al principio, los colores son cálidos, con tonos vivos como el rojo el verde o el marrón. Posteriormente, se va empobreciendo la paleta, quedando fría y obsoleta de luz con tonos azulados y grisáceos. Esto, también se asocia a un símbolo, la degradación, la pérdida de la felicidad, del hogar y de los seres queridos. Del mismo modo, Szpilman se deteriora en mente, aspecto y ropa. Al final, vuelven los colores, vuelve la vida y la guerra se ha terminado.
Hay planos que se notan asfixiantes, representando el encierro y la opresión. Planos tales como los muros, las paredes o incluso la presencia de los militares. En ocasiones, se repiten planos pero se muestran de diferente forma. Ya no son solemnes o limpios, ahora son vacíos y melancólicos. O que esas estancias ya están destruídas, en llamas o con objetos y pertenencias que se les han desprendido a los judíos. Hay un mismo plano (el de la estatua) que aparece 3 veces: uno que es normal; otro con soldados alemanes; el último destruído y en llamas, fortaleciendo la sensación del paso del tiempo y el peligro de la guerra.
La nieve, la lluvia y el frío aquí destaca la soledad del mundo y lo inhóspito que es. No tendría sentido que los hechos de la película se nos mostraran en verano por lo que nos quiere transmitir la obra, haciéndola más dramática y fría.
Wilm Hosenfeld, quien simboliza la bondad, fue un héroe alemán, un hombre gentil y empático que salvó muchas vidas judías además de la del pianista. Su rostro se conmueve cuando suena la hermosa melodía de Chopin, viendo a Wladek como una persona de verdad. Pese a pertenecer al régimen nazi, nunca perdió sus valores y le horrorizaban las fatales acciones de sus compatriotas.
Adrien Brody es un gran actor. Se entregó en cuerpo y alma para interpretar a Wladik Szpilman. Él quería comprender el sentimiento de pérdida que sufre su personaje. Por lo que, se desconectó del mundo real, vendió su coche, dejó su apartamento, rompió con su pareja y se impuso una dieta estricta. Ese tal grado de compromiso lo llevó a ganar el Oscar y consagrarse como uno de los mejores actores del siglo XXI.
Esta cinta trata de los sentimientos de soledad, devastación e insignificancia; o los temas del declive, el paso del tiempo y la decadencia. Cuenta con un mensaje humanista y antibelicista. El piano y la música son cosas muy valiosas para Szpilman. Tal y como el violín para Lednick. Siempre hay algo que nos ayuda a sobrevivir, sobrevivir para vivir. Algo que nos mantiene vivos, algo que mantiene encendida la llama de nuestro corazón. En conclusión, 'El Pianista' es el culmen de Polanski, una absoluta obra maestra muy dolorosa, conmovedora y esperanzadora.
La banda sonora consta de temas originales tanto clásicos. Utiliza piezas de Chopin (franco-polaco) como referencia y a Janusz Ojelnizak como intérprete: "Ballade No. 1 in G Minor op. 23", "Nocturne in C# minor op. Posthumous" o "Grande Pollonaise Brillante op. 22". Asimismo, coge canciones de Beethoven y Bach: "Moonlight Sonata o Piano Sonata no. 14 in C# minor moonlight" y " Cello Suite no. 1 in G minor" respectivamente. Aunque la música sea algo muy importante para la trama, hay mucho silencio abrumador. Así, se consigue un aura más realista y deprimente. Además, el silencio es algo muy destacado ya que Wladyslaw (Wladek) Szpilman debe vivir escondido y con temor.
"El Pianista" sabe ponerte en contexto y presupone que sabes lo que está ocurriendo. Lo plasma de una manera terrorífica impactándonos emocionalmente y nos pone en la carne de las personas. Hay planos secuencia que nos adentran en las salvajes calles de Polonia. Esta es una obra difícil de ver, cuenta con escenas desgarradoras y situaciones salvajes y crudas que hacen que se te haga un nudo en la garganta como mínimo.
Estas escenas sirven para remarcar la brutalidad y la miseria del conflicto. Toda la película es un reflejo de la crudeza en tiempos de guerra, de la crueldad humana, no sólo de soldados nazis. Es más, hay judíos que se pelean entre sí por comida o se roban unos a otros por sobrevivir.
Desde las primeras secuencias nos dan a entender que el piano no es solo un trabajo para Szpilman, sino una pasión. A pesar de que estén estallando las bombas, Wladek se mantiene firme tocando hasta que el ruido de las explosiones es mayor al de las teclas. El piano para el protagonista evoca paz y evade la realidad. Se notan las transiciones de escenas tristes con el instrumento, como para tranquilizar. El piano es un elemento que da identidad y felicidad al protagonista. Poco a poco, la trama obliga a Szpilman a abandonar el piano, arrebatándole la identidad y privándole de felicidad.
El filme propone varios símbolos sutiles. La radio y los periódicos nos mantienen informados y dan novedad. Por otro lado, las ventanas suponen una información limitada, una visión reducida de lo que está pasando alrededor. También significa impotencia, de situarnos como meros observadores y no como insurrectos. Impotencia por no poder actuar ante las injusticias, ante las muertes, de no poder cambiarlo y ayudar al que lo necesita. Esto se ve reforzado por los planos subjetivos en las ventanas.
Algo curioso es que los colores se van apagando lentamente a lo largo de la película. Al principio, los colores son cálidos, con tonos vivos como el rojo el verde o el marrón. Posteriormente, se va empobreciendo la paleta, quedando fría y obsoleta de luz con tonos azulados y grisáceos. Esto, también se asocia a un símbolo, la degradación, la pérdida de la felicidad, del hogar y de los seres queridos. Del mismo modo, Szpilman se deteriora en mente, aspecto y ropa. Al final, vuelven los colores, vuelve la vida y la guerra se ha terminado.
Hay planos que se notan asfixiantes, representando el encierro y la opresión. Planos tales como los muros, las paredes o incluso la presencia de los militares. En ocasiones, se repiten planos pero se muestran de diferente forma. Ya no son solemnes o limpios, ahora son vacíos y melancólicos. O que esas estancias ya están destruídas, en llamas o con objetos y pertenencias que se les han desprendido a los judíos. Hay un mismo plano (el de la estatua) que aparece 3 veces: uno que es normal; otro con soldados alemanes; el último destruído y en llamas, fortaleciendo la sensación del paso del tiempo y el peligro de la guerra.
La nieve, la lluvia y el frío aquí destaca la soledad del mundo y lo inhóspito que es. No tendría sentido que los hechos de la película se nos mostraran en verano por lo que nos quiere transmitir la obra, haciéndola más dramática y fría.
Wilm Hosenfeld, quien simboliza la bondad, fue un héroe alemán, un hombre gentil y empático que salvó muchas vidas judías además de la del pianista. Su rostro se conmueve cuando suena la hermosa melodía de Chopin, viendo a Wladek como una persona de verdad. Pese a pertenecer al régimen nazi, nunca perdió sus valores y le horrorizaban las fatales acciones de sus compatriotas.
Adrien Brody es un gran actor. Se entregó en cuerpo y alma para interpretar a Wladik Szpilman. Él quería comprender el sentimiento de pérdida que sufre su personaje. Por lo que, se desconectó del mundo real, vendió su coche, dejó su apartamento, rompió con su pareja y se impuso una dieta estricta. Ese tal grado de compromiso lo llevó a ganar el Oscar y consagrarse como uno de los mejores actores del siglo XXI.
Esta cinta trata de los sentimientos de soledad, devastación e insignificancia; o los temas del declive, el paso del tiempo y la decadencia. Cuenta con un mensaje humanista y antibelicista. El piano y la música son cosas muy valiosas para Szpilman. Tal y como el violín para Lednick. Siempre hay algo que nos ayuda a sobrevivir, sobrevivir para vivir. Algo que nos mantiene vivos, algo que mantiene encendida la llama de nuestro corazón. En conclusión, 'El Pianista' es el culmen de Polanski, una absoluta obra maestra muy dolorosa, conmovedora y esperanzadora.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
La secuencia del protagonista llorando abatido por la calle es tremendamente quebrantador. Camina sin nada, ha perdido todo excepto su vida y vuelve con el alma partida en pedazos.
La escena de Wladek queriendo tocar el piano sin poderlo hacer, con esa música extradiegética que se imagina en su cabeza es magnífica. Retrata a la perfección el vivir con miedo, escondido y el sentimiento de represión de la libertad.
El plano de él sólo, damnificado, caminando ante un futuro incierto y pobre, junto a una calle desolada con casas derruidas, empequeñeciéndolo respecto de la devastación y la hecatombe producida. Simplemente sublime.
La escena del polaco tocando para el alemán es la mejor sin duda, que se da en la catarsis de la obra. Básicamente viene a decirnos que la música es un lenguaje universal que el mundo entero entiende. La obra que interpreta es la de "Ballade No. 1 in G minor op. 23", anteriormente mencionada. Lo que hace poderosa a esta escena es que el pianista toca con más pasión que nunca, a pesar del frío y del hambre, porque cree que va a ser la última vez con el piano, sacando sus últimas fuerzas. Esta escena en cuestión manifiesta el cómo una conflagración puede arruinar la vida de millones de personas talentosas que traen belleza a nuestras vidas, Hosenfeld se da cuenta de esto y decide ponerle freno.
La escena de Wladek queriendo tocar el piano sin poderlo hacer, con esa música extradiegética que se imagina en su cabeza es magnífica. Retrata a la perfección el vivir con miedo, escondido y el sentimiento de represión de la libertad.
El plano de él sólo, damnificado, caminando ante un futuro incierto y pobre, junto a una calle desolada con casas derruidas, empequeñeciéndolo respecto de la devastación y la hecatombe producida. Simplemente sublime.
La escena del polaco tocando para el alemán es la mejor sin duda, que se da en la catarsis de la obra. Básicamente viene a decirnos que la música es un lenguaje universal que el mundo entero entiende. La obra que interpreta es la de "Ballade No. 1 in G minor op. 23", anteriormente mencionada. Lo que hace poderosa a esta escena es que el pianista toca con más pasión que nunca, a pesar del frío y del hambre, porque cree que va a ser la última vez con el piano, sacando sus últimas fuerzas. Esta escena en cuestión manifiesta el cómo una conflagración puede arruinar la vida de millones de personas talentosas que traen belleza a nuestras vidas, Hosenfeld se da cuenta de esto y decide ponerle freno.