“Hoy empieza todo” es un film honesto hasta la médula, limpio, certero, de una lucidez que saca los colores. Un trabajo digno de un talento innato como el de Tavernier que plasma como nadie el sufrimiento ante lo cotidiano, lo que nos afecta a todos y podemos encontrar cruzando la esquina.

Las condiciones en la que trabaja nuestro maestro de escuela (un soberbio Philippe Torreton) lo alzan a un status aun más superlativo si cabe. Y es que Torreton interpreta uno de esos personajes a día de hoy tan escasos que se agradecen una enormidad ver en pantalla. Un hombre de corazón puro, noble, pasional, con defectos como todo el mundo y una vida familiar llena de complicaciones pero que ama su trabajo y se implica con lo que hace. Incapaz de rendirse ante los problemas que se le plantean a diario mantiene una lucha continua por ayudar a los demás que le proporciona alegrías muy de vez en cuando y que sin duda da sentido a su vida.

La película, de valiente trazado crítico-dramático y vocación pedagógica, cautiva al espectador por la sencillez en la que Tavernier construye una historia triste, que suena muy real, y que nos acerca a la vida de unos niños por lo que no se puede sentir más que lástima y compasión.
Un relato que emociona, motiva y al final de todo te deja una sensación agridulce que no se va en días. Muy recomendable.