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Spain Spain · burgos
jesus rating:
10
Comedy. Romance John Wayne stars as Sean Thornton, a retired American boxing champion trying to put tragedy behind him by returning to Innisfree, the bucolic Irish village of his birth. He purchases his birthplace from its current owner, enraging the wealthy and bellicose Red Will Danaher (Victor McLaglen), who had designs on the property. On arriving at his cottage, Thornton finds it being swept out by Mary Kate Danaher (Maureen O'Hara), a redheaded ... [+]
Language of the review:
  • es
October 19, 2006
64 of 87 users found this review helpful
Sobre un comentario anterior, y el supuesto topicazo que destila la película. No sólo es así, sino que el director no solo no intenta trampear con ello, sino que no lo oculta; incluso hace un guiño al público en cierta escena en la que la mujer del reverendo comenta lo tópico (y valga la redundancia) que resulta pintar de verde una casa en Irlanda. Para que quede claro.

Ford refleja su sueño, rueda una película sobre el concepto que el tiene del paraiso. Y lo hace de su tierra añorada, su Irlanda, con los tópicos propios de la idealización, absolutamente todos esos que se tienen en la distancia fisica y temporal de nuestra tierra. La película, su encanto reside ahí, en como su magistral dirección nos hace entrar en un sueño ajeno, el suyo, y sentirlo como propio. Un compañero asturiano, me comento lo emocionante que fué para su abuelo, emigrante en Argentina, ver esta película. Es la añoranza, que idealiza la tierra natal desde la lejanía. Y desde luego que no es real esa imagen. ¿Por que si no emigra la gente?

Wayne, es la personalización de Ford en su sueño, él mismo en su paraiso, pero idealizado también en su perfecto múndo onírico. Un americano que vuelve asqueado a sus raices, con 1,95 y espaldas de toro para trabajar la tierra y salir bien parado de las peleas a la salida de la taberna, sin parches en el ojo, necesarios o no, franco, que no huraño, sincero, que no irónico y con raices aún en la tierra lejana, es decir, lo que Ford no es, pero le gustaría haber sido.

Evidentemente Irlanda nunca fué eso. Se pasaba mucha hambre, por eso emigraron tantos y tantos; Lo católicos y los protestantes no se soportaban (y en este sentido, la película es un canto a la tolerancia, uno más), el IRA no era ninguna congregación de ursulinas, que se recrean en el paisaje y se rien de las ocurrencias de sus conciudadanos (son los personajes tratados con más respeto por Ford, los únicos auténticamente serios de la película), y menos se reunen en confraternización baja la mirada de un apacible viejete (evidentemente un juez o general retirado británico, que no entiende ni quiere entender a sus convecinos, que siempre está leyendo el periódico en la taberna alejado de una sociedad), en otro ejercicio de tolerancia, se admite sin problemas.

Ford rueda en su paraiso. Lo siento por quien no haya logrado sumergirse en él, porque se habrá perdido dos de las horas más relajantes, apacibles y emotivas que alguien pueda tener viendo una pélicula.
jesus
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¡Vaya vacaciones!
2023
Víctor García León
4.4
(1,548)
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