Película llena de altibajos pero con unos picos que acaban dando el visto bueno a la que debería de ser por derecho propio una de las películas mas importante los noventa (que no necesariamente de las mejores).
Es cine en estado puro.
El cine no es solo la labor del director, ni tampoco la labor de sus actores. Es mucho más que eso. Y Leyendas de pasión es eso: la dirección de Zwick es sólida y las interpretaciones son notables (amigo Pitt creo que aquí casi te quedas fuera de la lista, pero vamos a meterte en el mismo saco). Pero la historia (y acepto lo de pastelosa) es buena, el guión es bueno, la fotografía es impresionante y la prueba definitiva de que tenemos cine de calidad es la espectacular (para muchos la mejor del autor) banda sonora de James Horner.
Horner hace un trabajo que trasciende a las imágenes. Las sirve totalmente pero tiene la capacidad no solo para narrarte la película sino para decirte: aquí hay emoción.

¿Solo por Horner vale la pena visionar la película? No, para nada. Pero Horner es una de las piedras angulares (o la piedra angular) de la película y la demostración de que es cine puro lo que tenemos delante.

Horner se ha autorreferenciado en numerosas ocasiones (y aquí también lo hace). Horner ya había trabajado antes con Zwick (Glory). Pero Horner siempre siempre siempre fue un maestro manejando emociones con su música y aquí llega a su punto álgido.
A la gente que dice que Leyendas de pasión y Horner son casinos: peor para ellos.
Quien guste de ver cine sabe que hay un tipo de cine para momento y cada uno tiene sus pros y contras e incluso un folletín como éste puede ser una gran película.