Es posible que no sea la mejor película de Eastwood como director, pero hay que agradecerle que una vez más nos emocione y cuente una historia como solo él sabe hacerlo, ofreciendo esperanza ante un mundo tan inhumanizado como el actual en el que solo cuenta el dinero la mayoría de las veces.

Me ha gustado mucho como me pasa con todas sus películas, porque tiene algo que te atrapa, no sé si es el ritmo, la forma de contarte las cosas, la manera en que destaca el trabajo de los actores en vez de los efectos especiales o qué será, pero me atrapa siempre y cuando la peli acaba me cuesta levantarme del cine y marcharme a casa. Querría más, siempre más. En esta ocasión es el hombre frente a los datos, el hombre frente al dinero de las aseguradoras, frente a las máquinas que dicen otra cosa de lo que dice él, es en suma la decisión rápida, necesaria, insoslayable (por ser a vida o muerte) frente a los algoritmos, posibilidades matemáticas y chorradas que no entienden de eso que es la vida y las ganas de sobrevivir incluso contra toda lógica.

Es la esperanza de que hay que dar credibilidad al ser humano cuando la tiene y cuando es una persona responsable que ha hecho lo mejor que podía y sabía su trabajo. Es en suma Eastwood. Gracias por una más.