Pues... no ha sido lo que me esperaba, ni en el buen sentido, ni en el malo. Me explico.
Primero de todo reconocer la gran labor técnica a cargo de Tony Scott, que en este film logra un realismo increíble. El nervio con el que agarra la cámara, con el que la mueve, con el que hace los travelling, con el que acerca el zoom, me ha maravillado. Me ha sorprendido desde el principio su manera de filmar y me ha encantado en todos y cada uno de los planos, sobretodo para este tipo de historia, que necesita de cierto movimiento para transmitirnos las prisas, el peligro.
Los actores cumplen, desde un Denzel Washington que a mi siempre me gusta, pasando por un Chris Pine nervioso y a la defensiva y terminando con los dos jefes, Rosario Dawson, del lado de los trabajadores y Kevin Dunn como jefazo tocapelotas que solo mira los problemas a través de números.
Pero todo esto, a mi gusto, está un poco desaprovechado por un guión demasiado encorsetado, un guión que adapta un suceso real y que debido a esto, está demasiado atado para no alejarse de los acontecimientos ocurridos, y es aquí donde la cinta pierde interés poco a poco. Tiene un buen principio, viendo el funcionamiento del mundo de los trenes, pero a partir de que comienza la supuesta acción, ya sabemos que ocurrirá y de que manera y esto hace que la película pierda intensidad, emoción y sobretodo interés.
Para mi, lo que realmente ha hecho que no deje de verla es lo bien filmada que está, el realismo, combinando imágenes de los noticiarios, con imágenes del tren desbocado y del tren de los protagonistas, con las imágenes aéreas de los helicópteros, todo muy bien montado, un gran trabajo.
En resumen, gran ejercicio de estilo del señor Tony Scott, que a mi gusto realiza majestuosamente la película, que sin embargo no da la talla para entretener y crear suspense lo suficiente debido a un guión flojo y demasiado predecible, sin sobresaltos.