Si le sobran 78 minutos de su tiempo –¿por qué en FA están mal la mayoría de la duración del metraje de las películas?, una más que interesante opción es ver a un estupendo Robin Williams en esta “Voces en la noche”, un film de suspense con toques de terror psicológico que recupera el gusto por las obras menores.

El guión es novelesco, vamos bien, puesta en escena sobria, importancia de los perfiles subsidiarios de los personajes y buena tensión lograda no con medios técnicos sino con el propio devenir de la trama.

En sí, la historia tiene suficientes elementos inverosímiles como atractivos al mismo tiempo, por lo cuál se compensa suficientemente su visionado, al mismo tiempo nos ofrece un retrato poco usual de las máscaras y mentiras con las que una gran parte de la sociedad actual convive a diario. Si Calderón de la Barca decía en el siglo XVII aquello de la vida es sueño, en el siglo XXI hay que añadirle que además es un fraude.

Si tiene la pésima nota que recoge no es por otra razón que aquí no hay sexo, sangre, explosiones, ni gente guapa. Sólo unas personas y su falsa realidad. Y eso duele.

Para algunos será un telefilm pero que nadie dude que se trata de un sugerente título menor que nos reconciliará con el cine de sobremesa.