Ese es el sentimiento me inundó desde los primeros minutos de la película, sensación que no me abandonó ni siquiera cuando ya había salido del cine... Consecuencia notable cuando uno se sienta a visionar un film de suspense, o incluso terror.

El quid de la cuestión, lo indesvelable, es precisamente lo que provocará la admiración de unos y el rechazo de otros. En el haber de Almodóvar está el desarrollar semejante historia consiguiendo que el espectador la asuma plenamente y no le importe si está más cerca del suspense o de la ciencia-ficción. Vital es la psicología de los personajes, y por encima de todo el calvario asfixiante de Vera, la cautiva, en un rol totalmente espeluznante.

A destacar la interpretación de Anaya, que sobresale de la de Banderas, quizá excesivamente contenido. En lo negativo Marisa Paredes, exageradamente seria, exageradamente tensa, exageradamente... todo.

Probablemente alguna escena, marca de la casa irrenunciable para el manchego, debería haber pasado a mejor vida, pero como diría Wilde... "Nadie es perfecto"