Llama la atención que Mikhail Bulgakov (1891-1940), reconocido por su obra El maestro y Margarita, tenga una posición tan relegada en la literatura contemporánea. Su talento es realmente comparable con el de otro grande de las letras rusas como Pasternak, el famoso premio Nobel autor de Doctor Zhivago. Sin embargo, cada vez que las productoras de cine y televisión echan la mirada sobre los trabajos literarios de nuestros ancestros algo se rescata del olvido. Ocurre, por fortuna, y cada vez con mayor frecuencia gracias al apoyo de muchos estudios a los mejores relatos de la historia literaria universal.
Aquí nos encontramos, entonces, con un Bulgakov satírico, burl{ón, hiriente, corrosivo, lleno de humor negro y de desafiantes miradas sobre la vida rusa y, por supuesto, humana. Es una serie que podía sentirse ascendiendo a medida que avanzaba en sus capítulos. Ascendía como los delirios de la sífilis que padecen los pobladores del terruño de la práctica médica. Sin embargo, solo son cuatro capítulos, muy breves, por cierto, pero un gusto para ver que nada somos más que vanidad y que nuestros relatos siguen hablando de lo que rodea la vida de siempre.