A veces se hace reiterativo el comentario de que uno no puede guiarse por el pasado y que lo mejor que se puede hacer es desapegarse de él, como si uno se librara de la piel que carga con los años. Y de hecho pensarlo está cargado de sentido. Lo que fue fue. Lo que pasó ya pasó.
Pues esta película nos va a relatar el acontecimiento de una vida en la que se pierde por completo la identidad y el pasado para redescubrirse en un nuevo escenario en el que la felicidad se hace palpable. Puede leerse como una sátira del hombre y lo que hace con su propia experiencia de vida, llena de ambiciones inútiles y carente por completo de simpleza; puede también leerse como una comedia romántica ligera que alegra el espíritu por poco más de una hora; pero ante todo es un relato en el que la gran pregunta es cómo sería nuestra vida si fuera posible desarraigar el pasado que acecha en nuestras mentes.