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cinedeautor rating:
9
5.6
2,209
Drama. Romance
In this lyrical character study, a Hollywood screenwriter (Christian Bale) wanders around Los Angeles and Las Vegas while reflecting on his life of excess and connection to the natural world. At the same time, he struggles to bond with his brother and father, and has a series of love affairs with the women who drift in and out of his life.
Language of the review:
- es
January 9, 2016
33 of 42 users found this review helpful
Comentar una película del genio tejano siempre es muy delicado, puesto que defender sus películas puede que lleve a uno a enemistarse con quien creías tu amigo. Probablemente sea uno de los directores más polémicos del panorama actual; pero, a diferencia de otros como Lars Von Trier o Gaspar Noe, cuyos objetivos son provocar al espectador, Malick divide a la gente por las formas de estructurar una historia. Su filmografía vive en una continua metamorfosis artística cuyo fin único parece que es el de despojar de todo protagonismo a los propios protagonistas. Es decir, que las imágenes hablen por sí solas y que los actores sean meros objetos que ayuden a comprender las ideas que están en el aire. Esto es lo más cercano que tiene uno a la poesía, solo que en este caso sería visual. Cada plano aparentemente ordinario está provisto de grandes significados y es a partir de esos fragmentos donde radica la esencia de la película. Hemos visto cómo en los últimos años, han sido varios los directores que han querido imitarle. Podemos nombrar a A.J. Edwards, estrecho colaborador suyo, que el año pasado se estrenó como director con The Better Angels para contar la infancia de Lincoln. Tan maravillosa como olvidada. Afortunadamente, Malick es de los pocos directores (americanos) que siguen considerando el cine como un arte plástico y no tiene ningún problema en experimentar en cada una de sus películas para seguir evolucionando como artista y creador de historias. Y es que es muy interesante estudiar la evolución en sus obras desde que empezó en con Malas Tierras, un film narrativamente convencional, hasta su último proyecto, To the wonder, donde la radicalización de su lenguaje se había llevado al extremo. Huelga decir que los enemigos de este director, sobre todo desde el estreno de esa obra maestra que era El árbol de la vida, ni se molesten en visionar cinco minutos de Knight of Cups, al igual que los desconocedores de su obra al completo. Terrence es como el colegio, hay que empezar desde el primer curso e ir avanzando poco a poco hasta llegar a comprenderle. Los amantes de su última etapa -la que empieza con El árbol de la vida- disfrutarán con ella.
"Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando llega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño". Él es el príncipe y su padre el rey. La perla representa el sentido de su vida, aquella meta a la que uno aspira alcanzar para ser feliz. Pero la realidad le absorbe, le atrapa y, como si fueran arenas movedizas, le hunden hasta la profundidad de la oquedad. Y le hacen ser consciente de que lo que observa no es fruto de su imaginación a través de terremotos. Vaga por la calle intentando responder las incógnitas de su vida. ¿Cuáles fueron aquellos sucesos que le marcaron para siempre? ¿Qué le deparará el destino? Es por ello que, vencido de buscar la pieza que le falta, busca respuestas en una médium para que le ayude. Pero no hay futuro en él, todas las cartas sacadas por la bruja representan su oscuro pasado. Aquel que intenta olvidar; porque, al igual que la joven manchada de pintura negra y con varias especies de caretas que sale al comienzo de la película, es imposible ser otro completamente nuevo. Puede aparentarlo pero no convertirse en alguien que no quiere ser en el fondo (" Todos estos años viviendo la vida que ni siquiera conocía"). En realidad Rick podría ser el protagonista de La dolce vita o de La gran belleza. Ese Gambardella que asistía a fiestas con gente adinerada y despreocupada de los asuntos terrenales. Una especie de semidiós que tiene absolutamente todo al alcance de su mano. Esta idea viene representada a cargo del español Antonio Banderas, personificando la lujuria.
Nueve cartas del tarot son las sacadas por la bruja (el Caballero de Copas, la Luna, el Ahorcado, el Ermitaño, el Juicio, la Torre, la Alta Sacerdotisa, la Muerte y la Libertad). La primera representa la obra en global (y da nombre al film) y las otras ocho dan título a los capítulos en los que se divide la película. De esas ocho, cinco tienen que ver con desencuentros amorosos que tuvo en el pasado: Luna (Imogen Poots), el Juicio (Cate Blanchett), la Alta Sacerdotisa (Teresa Palmer), la Muerte (Natalie Portman) y la Libertad (Isabel Lucas). Las tres que quedan corresponden a la relación conflictiva con su hermano, con su padre y a los excesos que ha tenido en su vida. De este modo, la película constituye un continuo flashback contando las experiencias funestas de Rick. Primero sus distintas relaciones amorosas, de las que sale mal parado. Ya sea por su forma errónea de amar ("Tú no quieres amor, tú quieres experiencias"), de sucesos imprevisibles o de amores no correspondidos. Segundo cuenta las relaciones conflictivas con un padre al que ya no comprende, a pesar de los esfuerzos de este último por impedir que se aleje, y cuenta de la misma forma el tenso vínculo que tiene con su hermano, al cual le acusa de la muerte de su otro hermano: Billy. Traumas, sin duda, que le empuja a experimentar y llenar el vacío de un falso contenido, como son las mujeres (o prostitutas) con las que pasa la noche o las discotecas a las que acude. Pero en realidad está dentro de una cárcel rodeada de rascacielos que hacen de frontera entre él y la libertad. Encarcelado en una ciudad llena de adornos -No sabemos en determinados momentos si está en un escenario o en la propia calle- pero sin alma, y que ensucia hasta el mar que tiene al lado. Es por ello que Malick radica la redención en la naturaleza. En cada roca, en cada árbol, en el bosque o en una carretera sin un aparente destino situada en medio del desierto. Los aviones, tantas veces observados por Rick, sobrevuelan ambos territorios y viajan sin complicaciones a través de los dos mundos: El infierno y el paraíso.
- Sigue en spoiler sin spoilers-
"Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando llega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño". Él es el príncipe y su padre el rey. La perla representa el sentido de su vida, aquella meta a la que uno aspira alcanzar para ser feliz. Pero la realidad le absorbe, le atrapa y, como si fueran arenas movedizas, le hunden hasta la profundidad de la oquedad. Y le hacen ser consciente de que lo que observa no es fruto de su imaginación a través de terremotos. Vaga por la calle intentando responder las incógnitas de su vida. ¿Cuáles fueron aquellos sucesos que le marcaron para siempre? ¿Qué le deparará el destino? Es por ello que, vencido de buscar la pieza que le falta, busca respuestas en una médium para que le ayude. Pero no hay futuro en él, todas las cartas sacadas por la bruja representan su oscuro pasado. Aquel que intenta olvidar; porque, al igual que la joven manchada de pintura negra y con varias especies de caretas que sale al comienzo de la película, es imposible ser otro completamente nuevo. Puede aparentarlo pero no convertirse en alguien que no quiere ser en el fondo (" Todos estos años viviendo la vida que ni siquiera conocía"). En realidad Rick podría ser el protagonista de La dolce vita o de La gran belleza. Ese Gambardella que asistía a fiestas con gente adinerada y despreocupada de los asuntos terrenales. Una especie de semidiós que tiene absolutamente todo al alcance de su mano. Esta idea viene representada a cargo del español Antonio Banderas, personificando la lujuria.
Nueve cartas del tarot son las sacadas por la bruja (el Caballero de Copas, la Luna, el Ahorcado, el Ermitaño, el Juicio, la Torre, la Alta Sacerdotisa, la Muerte y la Libertad). La primera representa la obra en global (y da nombre al film) y las otras ocho dan título a los capítulos en los que se divide la película. De esas ocho, cinco tienen que ver con desencuentros amorosos que tuvo en el pasado: Luna (Imogen Poots), el Juicio (Cate Blanchett), la Alta Sacerdotisa (Teresa Palmer), la Muerte (Natalie Portman) y la Libertad (Isabel Lucas). Las tres que quedan corresponden a la relación conflictiva con su hermano, con su padre y a los excesos que ha tenido en su vida. De este modo, la película constituye un continuo flashback contando las experiencias funestas de Rick. Primero sus distintas relaciones amorosas, de las que sale mal parado. Ya sea por su forma errónea de amar ("Tú no quieres amor, tú quieres experiencias"), de sucesos imprevisibles o de amores no correspondidos. Segundo cuenta las relaciones conflictivas con un padre al que ya no comprende, a pesar de los esfuerzos de este último por impedir que se aleje, y cuenta de la misma forma el tenso vínculo que tiene con su hermano, al cual le acusa de la muerte de su otro hermano: Billy. Traumas, sin duda, que le empuja a experimentar y llenar el vacío de un falso contenido, como son las mujeres (o prostitutas) con las que pasa la noche o las discotecas a las que acude. Pero en realidad está dentro de una cárcel rodeada de rascacielos que hacen de frontera entre él y la libertad. Encarcelado en una ciudad llena de adornos -No sabemos en determinados momentos si está en un escenario o en la propia calle- pero sin alma, y que ensucia hasta el mar que tiene al lado. Es por ello que Malick radica la redención en la naturaleza. En cada roca, en cada árbol, en el bosque o en una carretera sin un aparente destino situada en medio del desierto. Los aviones, tantas veces observados por Rick, sobrevuelan ambos territorios y viajan sin complicaciones a través de los dos mundos: El infierno y el paraíso.
- Sigue en spoiler sin spoilers-
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Malick ha completado lo que vendría siendo la trilogía de la vida y del amor. Con El árbol de la vida relataba la infancia a la vez que reconstruía el origen del mundo. También resaltaba la importancia de amar a todos para encontrar la prosperidad y el sentido de la vida. En To the wonder, incidía nuevamente, pero con más profundidad, en el amor, ya sea terrenal o espiritual. Pero advertía de los problemas y las diferencias que había entre el deseo excesivo y el afecto inmaculado. En Knight of Cups toma de referencia ambas ideas y las integra para formar su propia creación. Así, al igual que la vida de Ben Affleck está llena de amores y desengaños, Rick también sufrirá esos sentimientos en sus propias carnes. Como en El árbol de vida, donde se hace un repaso del pasado de Sean Penn, somos invitados a echar una mirada a la biografía de Bale y ver su relación con su hermanos y sus padres. Hacia la figura paternal solo tiene odio e ira, mientras que a la maternal es todo afecto. La diferencia entre las dos obras con este último trabajo radica en la pluralidad del elenco. En Knights of Cups ni la familia ni las mujeres tienen tanta presencia aunque sean piezas importantes. Porque al fin y al cabo son simples capítulos en la vida personal de nuestro protagonista. Y debido a ello, la película se centra exclusivamente en su figura despojando de toda profundidad a sus acompañantes, los cuales tendrán breves apariciones y de forma ordenada. Un persona, un episodio. Lo importante es el interior de Rick y la búsqueda de ese camino perdido. Las idas y venidas del pasado al presente impregnan a la obra de una atemporalidad necesaria para elevar los temas tratados a la categoría de lo universal. Ya al comienzo tenemos una secuencia preciosa del Planeta Tierra moviéndose cual secuencia de El árbol de la vida.
Con la pantalla en negro, aparece el siguiente mensaje: "Para la mejor reproducción sonora, los productores de esta película le recomiendan reproducirla fuerte". Malick ha creado, como es habitual, una obra de arte contemplativa y sensorial, pero también experimental. Cada plano apenas dura unos segundos y la cámara parece tener vida propia al moverse por el escenario sin parar. Porque la protagonista realmente es ella y no los personajes que hay dentro. El significado de las cosas está en cualquier parte, solo hay que prestar atención a ellas. Así, la película se desarrolla casi sin ningún diálogo; tan solo unas voces en off en forma de susurros nos cuentan los sentimientos de cada uno. Además, añade novedades a su nuevo trabajo como es la utilización de diferentes objetivos o cámaras como son los 35mm, 65mm, Arri o las GoPro. Emmanuel Lubezki, por su parte, vuelve a realizar un trabajo maravilloso aunque quizá menos apreciable al desarrollarse casi toda la obra en interiores o en la ciudad. Pero justamente en este último escenario le da una frialdad necesaria para comprender el estado de ánimo de Rick.
Knight of Cups es una película ambiciosa en todos los sentidos. Ya sea en el tema a tratar (la falsa apariencia de la clase alta), el lugar donde se desarrolla (Los Ángeles, Hollywood, Las Vegas) o en el número de personajes que aparece (multitud de caras conocidas que han pasado el corte), pero que en la práctica el peso se reduce drásticamente de manera deliberada. Todo lo contrario a To The Wonder, cuyos secundarios eran tan importantes (o más) que el protagonista. No obstante, es el trabajo más hermético que el tejano haya hecho hasta ahora y eso conlleva a la obligación de tener cierto aprecio por dicho director si uno quiere disfrutar de una obra hipnótica en todos los sentidos. Muchos le odiarán, pero aun seguimos siendo unos pocos los que apreciamos que haya un director que experimente con el lenguaje cinematográfico y ofrezca su propia visión sin condicionantes externos que le puedan censurar. Weightless es la próxima parada hacia la maravilla.
http://www.cineautorweb.com/2016/01/09/knight-of-cups/
Con la pantalla en negro, aparece el siguiente mensaje: "Para la mejor reproducción sonora, los productores de esta película le recomiendan reproducirla fuerte". Malick ha creado, como es habitual, una obra de arte contemplativa y sensorial, pero también experimental. Cada plano apenas dura unos segundos y la cámara parece tener vida propia al moverse por el escenario sin parar. Porque la protagonista realmente es ella y no los personajes que hay dentro. El significado de las cosas está en cualquier parte, solo hay que prestar atención a ellas. Así, la película se desarrolla casi sin ningún diálogo; tan solo unas voces en off en forma de susurros nos cuentan los sentimientos de cada uno. Además, añade novedades a su nuevo trabajo como es la utilización de diferentes objetivos o cámaras como son los 35mm, 65mm, Arri o las GoPro. Emmanuel Lubezki, por su parte, vuelve a realizar un trabajo maravilloso aunque quizá menos apreciable al desarrollarse casi toda la obra en interiores o en la ciudad. Pero justamente en este último escenario le da una frialdad necesaria para comprender el estado de ánimo de Rick.
Knight of Cups es una película ambiciosa en todos los sentidos. Ya sea en el tema a tratar (la falsa apariencia de la clase alta), el lugar donde se desarrolla (Los Ángeles, Hollywood, Las Vegas) o en el número de personajes que aparece (multitud de caras conocidas que han pasado el corte), pero que en la práctica el peso se reduce drásticamente de manera deliberada. Todo lo contrario a To The Wonder, cuyos secundarios eran tan importantes (o más) que el protagonista. No obstante, es el trabajo más hermético que el tejano haya hecho hasta ahora y eso conlleva a la obligación de tener cierto aprecio por dicho director si uno quiere disfrutar de una obra hipnótica en todos los sentidos. Muchos le odiarán, pero aun seguimos siendo unos pocos los que apreciamos que haya un director que experimente con el lenguaje cinematográfico y ofrezca su propia visión sin condicionantes externos que le puedan censurar. Weightless es la próxima parada hacia la maravilla.
http://www.cineautorweb.com/2016/01/09/knight-of-cups/