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Spain Spain · Cines Astoria Alicante
Bloomsday rating:
7
Comedy Michel Simon gives one of the most memorable performances in screen history as Boudu, a Parisian tramp who takes a suicidal plunge into the Seine and is rescued by a well-to-do bookseller, Edouard Lestingois. The Lestingois family decides to take in the irrepressible bum, and he shows his gratitude by shaking the household to its foundations. With Boudu Saved from Drowning, legendary director Jean Renoir takes advantage of a host of ... [+]
Language of the review:
  • es
March 31, 2010
27 of 33 users found this review helpful
Renoir ofrece una interpretación mitológica de lo que vemos desde el cartelón de “inicio” con ese sátiro, esa muchacha y esa flauta libidinosa. Y lo contrapone luego a un busto de Voltaire –gentilhombre ilustrado, santo y seña del enciclopedismo, el orden racional y el buen gobierno–. Y así todo. Fábula sencilla y evidente, de ágil digestión. Más predispuesta a la chanza y algarabía que la reflexión dramatizada con pretensiones aleccionadoras.

Una sociedad sumida en fuerzas contradictorias; báquicas por un lado, consuetudinarias por otro. El patadón y tentetieso al progreso y las costumbres de cuño urbanizante es de una sutileza inexistente, como digo, pero tiene en Boudu el foco de un buen número de gags sobre el desorden, la distracción y el revolcón.

La comedia se entrelaza con la delación (típico recurso del realismo poético francés) de la doble moral del comerciante Lestinguà –doble moral burguesa, ilustrada y matrimonial, por extensión– que bajo su pátina de condescendencia indulgente oculta la hipocresía del “sí, pero no” o el “Don Juan, Don Juan, la puntita nada más”.

Al final, Boudu debe escapar en un chapoteo "chaplinesco" y ahí Renoir se desmelena con la cámara entre las zarzas, los juncos y las hojas de parra. Puesta en escena se llama eso, lo menos.

Y es que en el montaje y la inserción de planos de condición casi documental (la perspectiva objetiva mezclada con humor son características del cine de Jean Renoir) es donde llama la atención la película por su mezcla de plano corto, montaje escaso y habitación cerrada (muy teatral todo, muy del ´35) con otros momentos donde la cámara sale de los interiores, se echa a la calle, pregunta qué hay en el segundo término y respira el oxígeno y la naturaleza de un campo que en Renoir siempre se siente húmedo, palpitante y –de familia le viene– impresionista.
Bloomsday
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