Correcta, entretenida, bien ambientada, igual de bien interpretada...todo es impecable en cada película de ese genio llamado Steven Spielberg. De principio a fin, todo es tan académico, tan milimétrico, que no deja pie a que alguien pueda dudar de la maestría de este realizador a la hora de presentar un trabajo tan comercial como solvente llamado "El puente de los espías". Como podrían serlo otras tantas de sus películas anteriores.
Pero, no es de lejos el mejor Spielberg. Es una película plana, sosa y sin alma. Y le sobran sesenta minutos, todo lo que cuenta lo podía haber hecho en hora y media igual o más entretenida que ésta; pero, claro, el realizador nortemericano lo dota a todo de mayor empaque, para que el conjunto quede mejor acabado.
Y nadie se cree que sean los rusos los únicos que torturen; nadie se cree que el espía ruso sea el feo y mayor, que el piloto norteamericano sea el guapo y el estudiante igual de apolíneo. Y nadie se cree esos mensajes tan blandos y metidos con calzador sobre la bondad humana. El resto, sí, no hay por donde pillarle para sacar defectos. Aunque, esta vez, se le ha ido la mano al querer hacer una obra mayor y quedarse a medias.
No es Tiburón, no es "Salvad al soldado Ryan", no es "La lista de Schindler"....