Uno piensa que ya está todo inventado hasta ver esta película. Nadie se había atrevido antes a distorsionar la imagen de una película la ya rodada para darle una nueva perspectiva, que se relaciona inevitablemente con el consumo de drogas. En vez de estropear el film, se ha convertido en pionero de una nueva forma de hacer cine. Además de su originalidad visual también goza de un argumento sutilmente inteligente, una trama totalmente impredecible y esa tensión de no saber muy bien de que va el tema que te hace estar pegado a la pantalla. En el fondo se trata de una reflexión social, contada a través de unos personajes que dan sensación de ser personas cultas a la vez que desvariados mentales a consecuencia de las drogas.