Comenzaré diciendo que me esperaba más de Mula. Siendo de Clint Eastwood creí que se trataría de una película de más nivel. Pese a la ligera decepción opino que Mula enseña muy bien una lección muy importante, pues su mensaje es muy tierno y tan cierto como una montaña. La familia ha de ser SIEMPRE lo principal. Ni el trabajo ni las aficiones ni todo el oro del mundo te dan lo que sí te dan tus familiares. Por eso es impensable el hecho de poder vivir sin tus seres queridos. Después de todo sin ellos de que depende tu felicidad, de cosas totalmente secundarias que en el fondo no tienen ninguna importancia en tu vida. Todo esto es lo que refleja esta film. Clint Eastwood envejece en cuerpo, pero en espíritu mantiene su talento para el cine intacto. Me ha gustado el papel de esta leyenda en esta ocasión. Un abuelo que durante toda su vida ha descuidado tanto a su mujer como a su hija. Después de muchos años cometiendo los mismos errores, empieza a trabajar para un cartel de drogas mexicano. Lo gracioso de todo esto es que pese a su avanzada edad el tío se vuelve la mejor Mula del negocio. La historia no guarda muchos misterios y la trama nos pone las cartas sobre la mesa prácticamente desde el principio. En el tramo final asistimos a un florecimiento de emociones y sentimientos que sin duda alguna es lo mejor y lo más significativo de toda la peli. El Tata entenderá de una vez por todas el más puro significado de la palabra arrepentimiento porque se verá castigado por sus equivocaciones del pasado. Las actuaciones aparte de la de Clint son buenas sin ser tan realistas como la de este. Algún que otro personaje podría haberse profundizado más de lo que está en mi opinión. En conclusión, Mula no es ni por asomo una producción espectacular, pero en cambio ofrece una realidad que permite al espectador más ignorante e inmaduro aprender.