La primera entrega de una saga que ha tenido hasta el momento 3 secuelas y, curiosamente, todas ellas han sido dirigidas por el mismo director, Richard Donner, un cineasta que cuenta con una filmografía envidiable y extensa. La peli cumple bien su función de entretenimiento mediante acción ochentera. El gran dúo que forman Mel Gibson y Danny Glover es de lo mejor de la cinta. Los 2 se compenetran de manera cojonuda todo el tiempo gracias al hecho de ser polos opuestos en prácticamente todos los sentidos. De ahí que se cumpla el famoso mito que dice que polos opuestos se atraen, aunque hablamos de cine y no de la vida real. En cualquier caso, ambos componen una de las parejas más letales e inmortales que el género ha ofrecido a lo largo de su historia. La trama del film deja un poco que desear debido a que presenta muchas situaciones ya vistas, aunque siendo realista debo recordar que hablamos de los años 80 y por aquellos tiempos el género no estaba tan trillado. Tampoco hay mucho que decir sobre la historia, policías muy buenos contra delincuentes muy malos, vamos, lo típico. La banda sonora no puede ser más ochentera, y pese a que no se trata de un detalle sumamente importante, se agradece. De nuevo diré que la química entre los protagonistas es envidiable y se come por completo la pantalla, sin ella la película no sería lo mismo, es que es así. Gibson está enorme haciendo de poli loco. Le prefiero 1000 veces como director, pero no es en absoluto un mal actor y en esta ocasión lo demuestra.