La esperaba con mucha expectativa. Dudaba a veces que ya había sido estrenada y corría a revisar una y otra vez la cartelera, se había hablado ya de ella tantas veces: en la tele, en la radio, en la prensa: que había sido estrenada de manera inusual en el Reina Sofía de Madrid; que había ganado la Cámara de Oro en Cannes y también el palmarés de otros festivales: Sundance, Toronto, Nueva York... Se decía que su directora era un nuevo prodigio, una artista multimedia con exposiciones en varios museos de la jet set museística internacional...

Y por fin fue estrenada, fui a verla al día siguiente. Diez minutos después de que comenzara no sabía si irme o quedarme resignado a verla. De pronto algo en ella me enganchaba, reía, me hacía pensar, sentir; pero a la secuencia siguiente me sentía abandonado, fuera de juego, burlado. Tenía la misma sensación como cuando 'ad portas' de la penetración te das cuenta que aún no tienes el condón puesto y que tampoco lo tienes en la mesita de noche, y te tienes que ir hasta el baño a buscarlo. Y así a lo largo de toda la película.

Salí del cine preguntándome: '¿pero qué le vieron en Cannes?'. He tenido la oportunidad de ver muchas de las ganadoras de la categoría 'Cámara de Oro', que se la otorgan a promesas jóvenes, y por lo general sales renovado, innovado, esperanzado. Pero, bueno, después de darle el Palmarés a Michael Moore por pura política, ya no es raro que premien películas como esta.

Solo un bello detalle: 'YOU' y 'ME' escrito en los zapatos rosa, su acercamiento y su alejamiento...