Este es un anime para aquellos a los que les gusta el anime, para aquellos a los que les gustaría hacer anime y para los que quieren entender un poco mejor esta industria. Sin ser una obra con grandes pretensiones, llega más lejos de lo que me esperaba (por el momento hay una temporada).

Como ya pone en la sinopsis, el anime trata principalmente, sobre Aoi Miyamori, que entra a trabajar en la industria de la animación. Sus amigas también entran en esta industria, cada una por su vertiente y siguiendo su camino. Mientras que Aoi trabaja en producción, el resto toca temas como el doblaje, el dibujo o el 3D. En todos los campos se nos muestran las dificultades y las recompensas que pueden acarrear consigo.

Los personajes cumplen su función, llegan incluso a ser más que personajes planos, pero tampoco destacan. Pese a que seguimos teniendo clichés, running gags ya degastados y personajes que hemos visto una y otra vez, el centro de interés lo tenemos en lo que se nos muestra relacionado con el día a día en la industria, aquello que se tiene en cuenta, lo que se hace y quién y cómo lo hace. Vemos disputas entre compañeros, las motivaciones y preocupaciones de cada uno, así como aquellos elementos que pueden hacer fracasar o triunfar un anime. Podemos echar un vistazo endulzado detrás de la cortina. Si la visión representada fuera totalmente fiel a la realidad seguramente sería un drama en toda regla, pero esto es un anime para entretener, no para mostrar la realidad.

Además, se incluyen unos cuantos guiños sobre autores, películas y series que lo hacen ver todo más próximo, los personajes tienen referentes igual que los espectadores.

Sin llegar a ser una obra de carácter documental, Shirobako hace los deberes bastante bien y logra acercar el mundo de la producción de animación japonesa a los televidentes.