Se podría decir que no ocurre gran cosa, la historia de amistad entre un director de cine homosexual y su jardinero homofobo y cortito. Sería un resumen simplista.
Una película llena de poesía, con un Mckellen (uno de los mejores actores que uno ha visto en su vida) que emociona hasta hacerte saltar las lágrimas, las vivencias de James Whale y su participación en la historia del cine (para los despistados el personaje protagonista existió en realidad y fue el director de joyas como Frankestein) mezclando realidad y suposición, el retrato del ocaso de un hombre que triunfó, que se encuentra solo y que encuentra compañía y amistad en la persona mas insospechada y uno de los finales mas emocionantes del cine reciente.
Simplemente maravillosa.