Sorprendente. Para mí la película se resume en eso: Te sorprende en cada plano. Estamos hartos de ver una y otra vez las mismas historias, los mismos diálogos, los mismos planos. Es de agradecer una película fresca en cada uno de sus instantes. Un drama-thriller-comedia negra (la verdad, no sé en que género ubicarla) que te mete de lleno en una historia de personajes porque, a diferencia de a lo que nuestros ojos están acostumbrados, no sigue el típico esquema de presentación-nudo-desenlace sino que vamos acompañando a cada uno de los increíbles actores, encabezados por una colosal Frances McDormand, y los vamos conociendo: Sus virtudes, sus defectos, sus motivaciones. No hay ni uno solo de relleno. Todos nos importan y todos nos hacen reír, sufrir o llorar según avanza la trama y según ellos evolucionan en función de la corrección o incorrección de sus decisiones. El director y guionista, al que conocía por "In Bruges" y "Seven Psychopaths", con el extremo cariño a sus personajes, consigue que realmente nos identifiquemos con ellos y que nos creamos todas y cada una de las palabras que salen de su boca, por muy surrealistas que éstas sean.

Todos los aspectos de la película tienen una factura exquisita pero me gustaría destacar especialmente su fotografía. Ben Davis hace un magnífico trabajo en el trato del color oscureciendo los momentos tristes, llenando de luz los alegres o incomodándonos con esos sutiles toques rojos cuando algo malo amenaza con ocurrir. Todo, en cada plano, acompaña el sentido y sensaciones de la historia y, en consecuencia, el espectador lo toma como suyo viviendo todo como si realmente fuera un habitante más de ese pueblo.

En resumen: Una película muy redonda que te capturará desde el primer segundo con esos hipnóticos planos de los carteles y que no te soltará hasta el final, que, a pesar de ser perfecto, te hará querer que continúe un poco más.