Espantoso film. Tedioso. Pedante. Un casting horrible. Una historia de medio pelo y sin embargo basada en hechos reales. Podría haberse sacado muuuucho más. Y no deja de ser curioso, porque lo escribieron al alimón, el director del filme y el personaje real que interpreta la Stewart, la tal Savannah Knoop. Así que es casi autobiográfico. Y sin embargo, no convence. Se queda en la apariencia. Como una película escrita por un imitador (malo) de Woody Allen. En las películas del neoyorkino todo fluye naturalmente, aquí sin embargo, va forzado, a trompicones. Donde Woody Allen es un Maserati, Justin Kelly es un bloque de granito, anclado en el suelo.

Quizás ese sea el problema. Que el guión se basa en un libro autobiográfico y además lo ha escrito el mismo personaje protagonista. No se puede ser juez y parte. Un director que se precie, debería haber defendido su independencia y no involucrarse con el personaje real descrito. Como hizo en parte James Franco con el film sobre la película "The room". Puedes entrevistarte con él, pero has de tener el suficiente espacio para crear algo propio y que no sea una obra de encargo. Y sin embaargo, jabón para la protagonista. No ha lugar a la visión crítica, ni siquiera se busca. ¿Y que pensarán las otras partes?

Unos personajes que no hay quién se los crea. Y eso que son reales. En especial la interpretación de la Stewart. Repulsiva. Un papel similar, aunque ficticio, por el que ganó un óscar, lo protagonizó Hillary Swank en "Boys don't cry". Cierto es que era en un dramón de aupa, pero es que el papel de la Stewart parece un insulto. Y la Dern está sobreactuada, parece que se hinche a cafés y a bebidas energéticas para ir acelerada. Y la Kruger está irreconocible. Lo dicho, un casting de lo más desacertado. En línea con este film.

En fin, una porquería de película. Parece como una broma sin gracia. Como un apéndice de los hechos que ocurrieron realmente. Como prolongar el engaño. Aunque sin el talento de la escritora real. Si te metes a imitador de Woody Allen, antes aprende a escribir. Y de paso, también a dirigir.