Elegante fin de fiesta de Steven Moffat como gran jefe de la serie Doctor Who. Y final del duodécimo doctor de la historia, Peter Capaldi. Y para ello, rizando el rizo para el gozo eterno de los whovians y aficionados en general, forma dúo con el facsímil del Primer Doctor, presentado en el telefilme " Una aventura por el espacio y el tiempo", David Bradley, al que conocemos de la saga de Harry Potter, cuya caracterización es asombrosa.

Moffat fue el culpable de la dictadura de los Pond, con el undécimo doctor, así como otros companions considerados agotadores por los aficionados, como Clara Oswald (Jenna Coleman). Sin embargo, en este fin de fiesta, opta un recrear un hecho real que acaeció en la WWI y con él bucear en la nostalgia de los fieles televidentes, y a fe que lo consigue, siendo un episodio sentimental -que no sentimentaloide- honesto y evocador. Y para ello no hay que perderse el monólogo final de despedida de Peter Capaldi. Es puro Doctor Who. Por eso disfrutamos de la serie.