Curiosa (y correcta) película de intriga protagonizada por un Charles Bronson que se toma un descanso en sus labores de justiciero de la ciudad para encarnar a un periodista que investiga un violento enfrentamiento entre dos ramas de una de estas sectas cristianas tan "peculiares" que campan por el interior de EEUU y que descubrirá que detrás de toda la movida hay otros intereses. En esta ocasión el personaje de Charles no mata a nadie, apenas usa la violencia, y tiene un perfil un poco distinto a otros personajes que interpretó por la misma época. La película es por lo tanto menos violenta, con algo menos de acción y con algo de intriga, y con un guión un poco más complejo que la mayoría de cintas de la Cannon de entonces, aunque con el mismo acabado modesto y sin florituras.

Entretiene. Y es recomendable para el que tenga la curiosidad de ver a un Bronson veterano que no se lía a matar facinerosos.