El viajante camina sobre un hilo de tensión rígido en el que parece que todo está próximo a romperse, cerca de derrumbarse. La trama mantiene al espectador bajo la sospecha constante de que el suceso terrible y definitivo está por llegar.

Farhadi revuelve lo cotidiano a través de la casualidad, de un encuentro desafortunado, y compromete a sus personajes en una maraña de odio, venganza, amor, perdón y renuncia.

El viajante retorna los esquemas mostrados por el director en "Nader y Simin, una separación", repite en actores con los que había trabajado en el pasado y vuelve a cosechar éxito internacional.