La película se divide en siete días, y cada en cada uno de ellos repite, adrede, la misma rutina. Todas las actividades las realiza sin alegría alguna, pero por otro lado, sin ira o abatimiento... nunca da pistas sobre la conformidad o disconformidad de su vida.

Si tuviera que inclinarme por una conclusión, sería que, de a poco, se fue enamorando de la inacción (ese sueño frustrado de poeta donde se resiste a la publicación de sus escritos, esa foto enmarcada donde se lo ve vestido de militar), del bucle en el que su existencia refluye, como las aguas de aquella cascada donde va a veces a.. ¿pensar?, que se dejan arrastrar, indolentes, por la corriente (¿destino, voluntad superior?) y de la cuál ignoran su propósito y aun así, no pueden resistirse al impulso que las mantiene siempre en movimiento... Paterson fluye, por una voluntad que parece ajena la suya... sonríe, come, trabaja, pero poco parece importarle los que suceda a su alrededor.

La fotografía es muy buena y tiene ese aire a cine independiente que tanto me gusta. Sólo por eso, por el perro (lo mejor, no lo peor, por lo menos demuestra tener sangre en las venas y quejarse de vez en cuando y ´´hacer´´ algo con los poemas del cara-de-nada de Adam) y por el mismo Jim, que tantas noches de buen cine me ha dado, le pongo un seis.

Un seis. Así, a lo Paterson, con cara inexpresiva, sin pasión: ni odio, ni tristeza, ni alegría, sólo un frío número que denota medianía, lanzado sobre mí más que sobre el filme, en el bucle de mi propia vida de la que al menos intento todos los días romper, de una forma u otra, no por disconformidad (solamente), sino por afán de movimiento constante. Paterson, (en el momento en que escribo esto son las 5:06 am) descansá un poco más, que en una hora y media, vas a llevar tu no-expresión a lo largo de las nada lindas calles de tu Paterson natal y a escuchar los insípidos y domésticos diálogos de los pasajeros .

PD: El póster muestra a Paterson durmiendo. Bien, eso es un buen resumen.