Parece que los grandes personajes de nuestro cine se resisten a morir o, al menos, a morir con dignidad: actores como Sylvester Stallone, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger o Kevin Costner apuran sus últimos días antes de decir adiós al siempre atractivo mundo de los focos y la fama. Sin embargo, muchos de ellos podrían plantearse el hecho de que una “retirada a tiempo es siempre una victoria.”

La película que me dispongo a comentar hoy no es sino una claro ejemplo de ello: “3 días para matar”, aunque realmente no hagan falta más de 3 minutos para darte cuenta de que el film no va a encandilar tus sentidos.

Lo más curioso de esta cinta es lo difícil que resulta encuadrarla dentro de un género concreto. Sin embargo, esta aparente diversidad, lejos de causar diversión, crea aún mayor confusión. En un primer momento, la escena inicial en algún lugar perdido de Serbia nos induce a pensar en una nueva trama protagonizada por la CIA y con una banda terrorista rusa como archienemiga. Posteriormente, la trama se traslada a París y un ambiente romántico y familiar parece adueñarse de toda la historia. En consonancia con todo ello, la seriedad inicial deja a paso a todo un entramado de bromas carentes de humor y diálogos desprovistos de cualquier tipo de sensación. En conclusión, cuesta imaginar ya a un deteriorado Kevin Costner tras los pasos de un “malísimo” mafioso ruso, el amor paterno filial que pretende recuperar resulta poco creíble y son pocas las bromas que consigues descifrar. Como si del resultado de un experimento fallido se tratara, esta película fracasa en su intento de aunar los géneros romántico, cómico y de acción.


P.D: Lo más desdeñable de esta cinta, por no decir lo único, es el rol de agente guarrilla reservado a Amber Heard, rol que, por cierto, asume con gran naturalidad.